La Habana, 13 jun (EFE).- El ministro cubano de Economía y Planificación, Alejandro Gil, reconoció que el desvío de diésel desde la industria hacia la generación eléctrica ha afectado negativamente la actividad productiva del país.
Gil hizo estas declaraciones en el discurso inaugural de las III Jornadas Económico-Productivas de Cuba, una cita de economistas y empresarios estatales y no estatales que tiene lugar hasta el viernes en la Cámara de Comercio en La Habana.
«En los últimos meses hemos tenido que consumir combustible en la generación, diésel fundamentalmente, por las averías que hemos tenido en las plantas térmicas. Y ese sobreconsumo de diésel en la generación afecta a la economía, porque es menos combustible que Usted puede utilizar en la actividad productiva», explicó.
Cuba sufre desde abril una crisis por déficit de combustible que se ha traducido principalmente en desabastecimiento de los servicentros (gasolineras) y largas colas de vehículos -a veces de varios días de espera- para repostar.
El Gobierno cubano indicó en un primer momento que se trataba de incumplimientos por parte de los países suministradores de carburantes y que las afectaciones iban a durar por lo menos durante abril y mayo. La situación no ha mejorado y el Ejecutivo no ha avanzado cuándo podría normalizarse la situación.
Gil agregó en su intervención que esta situación ha llevado a su ministerio a tomar decisiones difíciles ante la escasez de combustible.
«De vez en cuando llamamos a una industria y le decimos que pare: ‘Hay que parar la producción de acero’, ‘Hay que parar la producción de cemento’,… ¿Para qué? Para tratar de afectar menos a la población. Y siempre decimos cuando levantamos al teléfono que también afectamos a la población. Afectamos menos el apagón, pero estamos dejando de producir», afirmó.
El ministro subrayó que el país sigue consumiendo «mucho combustible fósil para la generación de energía eléctrica» algo que es una «limitante al crecimiento económico».
«Así no puede vivir la economía. La economía tiene que vivir sobre la base de una estabilidad del combustible y de la generación» eléctrica, señaló.
INFLACIÓN Y COMERCIO EXTERIOR Gil centró su intervención en la sustitución de importaciones, la exportación de bienes y servicios para generar divisas y la atracción de la inversión extranjera, a la que llamó «aliado estratégico».
Aseguró que Cuba se encuentra en un «proceso de recuperación productiva» tras «tres años de situación económica muy compleja».
La isla sufre su peor crisis en décadas, con escasez de productos básicos (alimentos, medicinas y combustible), frecuentes apagones, depreciación de la moneda nacional, dolarización parcial de la economía y fuerte inflación.
El ministro aseguró que el país sufre una «inflación muy complicada en los últimos años» y que este incremento de precios es «uno de los problemas más visibles que tiene la economía que enfrentar y resolver».
Parte del incremento de precios se debe en su opinión a la fuerte dependencia de Cuba del mercado exterior.
«Importamos más de 20 centavos de dólar para producir un peso de producto interno bruto (PIB). Tenemos un componente importado altísimo. Hemos hecho muchos esfuerzos en los planes: lo hemos puesto en 17 lo hemos puesto en 16 y nunca lo cumplimos. Terminamos con una tendencia de seguir importando más para generar PIB y esa es una de las limitantes principales para el crecimiento económico», indicó.
El dólar se cambia a 24 pesos cubanos en el mercado formal (para las empresas estatales y las personas jurídicas), pero en el informal se ha depreciado hasta los 200 pesos por billete estadounidense.
Gil llegó a asegurar que Cuba no tendría divisas suficientes para sufragar un crecimiento económico del 4 %.
Actualmente, agregó, la oferta nacional está «muy restringida» y las importaciones no satisfacen la demanda, que tiene cierta capacidad de consumo.
«Hoy por hoy, un por ciento altísimo, pudiera decir que más del 90 %, de los productos que se venden en la red de tiendas nuestras en MLC (divisa extranjera) son importados. Y en la red de moneda nacional, que es muy poco lo que se vende, una buena parte es producto importado», aseguró.
Para reactivar la economía, abogó por sustituir importaciones de bienes intermedios y finales por inversión «eficiente» en producción nacional -sobre todo en industrias con «capacidades ociosas»-, y generar así valor añadido y empleo.
De esta forma se podría ampliar la oferta, afrontar la inflación y reducir las importaciones. «Todo eso se puede hacer perfectamente. Tenemos la oportunidad de resolverlo», afirmó Gil.