Quito, 3 jul (EFE).- El ministro saliente de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca de Ecuador, Julio José Prado, culpó este lunes a la disuelta Asamblea Nacional (Parlamento), de mayoría opositora, y a la protestas acontecidas el año pasado de que la inversión extranjera directa no haya alcanzado las expectativas del Gobierno.
Prado explicó que, en sus dos años como ministro, se lograron firmar contratos de inversión privada con empresas nacionales y extranjeras por valor de 7.000 millones de dólares (unos 6.413 millones de euros), pero que le hubiese gustado que fuese el doble o el triple.
El ministro aseguró que la Asamblea Nacional realizó «un boicot» al rechazar la Ley de Inversiones, uno de los proyectos estrella del presidente, el conservador Guillermo Lasso, que buscaba con ello dinamizar la economía.
«Con ese boicot, los inversionistas fueron mucho más reacios de invertir en Ecuador», afirmó Prado sobre la Asamblea disuelta el pasado mayo, cuando Lasso decretó la «muerte cruzada» y forzó la convocatoria extraordinaria de elecciones, en un momento que el Legislativo se disponía a debatir y votar su destitución en un juicio político.
También atribuyó los resultados menores a los esperados a la ola de protestas sucedida en junio de 2022 que lideró el movimiento indígena contra la política económica del Gobierno y la carestía de la vida.
«Las protestas ahuyentaron las inversiones porque se hizo más caro hacer inversiones en Ecuador debido al alto riesgo país (prima de riesgo)», indicó Prado sobre un índice que ronda los 1.800 puntos, cuando antes de las movilizaciones estaba por debajo de los 800.
TRES ACUERDOS COMERCIALES FIRMADOS
Esto lo ha querido compensar con la apertura comercial del país a través de la firma de tratados de libre comercio para equilibrar la balanza respecto a sus vecinos como Chile, Colombia y Perú, donde la apertura comercial, según el ministro, es también un valor para la llegada de inversiones.
«Vamos dos años de gobierno y lo que hemos tenido que hacer es convencer al mundo inversionista internacional es que Ecuador es un buen país para invertir», señaló Prado.
«Durante los últimos trece años Ecuador ha estado fuera de los circuitos internacionales de las inversiones, y pese a estar dolarizado y tener excelentes sectores productivos donde invertir, en Ecuador ha venido muy poca inversión extranjera. El promedio de los últimos 20 años es 0,6 % del producto interior bruto (PIB)», lamentó.
El saliente ministro incidió en que se marcha del Ministerio por motivos personales y familiares y que se va con tres acuerdos comerciales firmados con China, Costa Rica y, en breve, Corea del Sur, donde se espera que el presidente Lasso viaje a Seúl para concretarlo.
Adicionalmente, hay negociaciones abiertas para tener acuerdos similares con Canadá, Panamá y República Dominicana, además de una iniciativa para adherirse al acuerdo de preferencias arancelarias de Estados Unidos con los países del Caribe, lo que permitiría que el 99 % de los productos exportables de Ecuador ingresasen en el mercado estadounidense sin pagar aranceles.
Sobre el acuerdo comercial con México, que quedó paralizado por la negativa del Gobierno mexicano a incluir el camarón y el banano, dos de los principales productos ecuatorianos de exportación, Prado afirmó que no lo considera un fracaso.
«Ojalá que se pueda retomar en los próximos gobiernos (de Ecuador y de México). El acuerdo comercial estuvo muy bien negociado y de ninguna forma se puede considerar un fracaso. Llegamos al 99 % pero por motivos políticos de México no se pudo cerrar», indicó.
PESCA CONTROLADA
Prado también dijo sentirse orgulloso de haber llevado a cabo todas las iniciativas para tener un sistema de trazabilidad del sector pesquero que permita levantar la «tarjeta amarilla» impuesto por la Unión Europea (UE) por no cumplir con sus estándares de pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.
En ese sentido, el ministro explicó que ya se remitió el pasado viernes a la UE el último reporte antes de que en septiembre la UE realice la última auditoría en el país que debería, según las expectativas del ministro, culminar con la retirada de esa «tarjeta amarilla».