Brasilia, 6 jul (EFE).- La Cámara de Diputados de Brasil aprobó este jueves, en la primera de dos votaciones necesarias en el plenario, la reforma tributaria propuesta por el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, que es una de las prioridades del Ejecutivo y que simplifica el complejo sistema impositivo del país.
La propuesta del Gobierno fue aprobada al final de la noche de este jueves en el pleno de la Cámara baja por 382 votos a favor, 118 en contra y 3 abstenciones, por lo que superó con amplia ventaja el mínimo de 308 votos que necesitaba para avanzar por tratarse de una propuesta de enmienda constitucional.
El proyecto tiene que ser apoyado nuevamente por los diputados en el plenario antes de que pueda ser enviado al Senado, en donde igualmente necesitará ser aprobado en dos votaciones con el apoyo de tres quintas partes de los legisladores.
La iniciativa contó incluso con el respaldo de la mayoría de los parlamentarios del Partido Liberal (PL), la formación encabezada por el expresidente Jair Bolsonaro, pese a que el líder ultraderechista había solicitado a sus correligionarios que la rechazaran.
La reforma altera por completo el complejo modelo tributario adoptado por Brasil en la década de 1960 con el objetivo de simplificar el sistema, unificar diversos impuestos cobrados por las administraciones nacional, regionales y municipales y que se sobreponen, y reducir la evasión fiscal.
La reforma tributaria es discutida desde hace varias décadas y todas las administraciones desde la de Fernando Henrique Cardoso (1999-2002) intentaron impulsarla pero no consiguieron los votos suficientes en el Congreso.
El proyecto, que cuenta con total respaldo de la mayoría de las patronales y de las principales entidades empresariales, crea el Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA) para unificar los cinco tributos que son cobrados actualmente sobre el consumo.
El nuevo impuesto unifica dos de los tres tributos cobrados por la administración nacional (IPI, PIS y Confins), uno de responsabilidad de los Gobiernos regionales (ICMS) y otro destinado a financiar las alcaldías (ISS).
El impuesto pasará a ser cobrado por el Gobierno federal y una parte de la recaudación será distribuida a las regiones y los municipios mediante un fondo especial.
El proyecto igualmente exenta de impuestos los productos de la canasta familiar.
La reforma también crea un impuesto «selectivo» sobre la producción, comercialización y importación de productos considerados como perjudiciales para la salud y el medioambiente, como tabaco, alcohol, bebidas gaseosas y agrotóxicos.
Según el Ministerio de Hacienda, la reforma puede impulsar un crecimiento adicional para el PIB del 12 % en 15 años debido a que reducirá los costos para las empresas.
El presidente de la Cámara de Diputados, el centrista Arthur Lira, fue uno de los principales defensores de la reforma y le pidió a los legisladores tratarla como un asunto de interés del Estado y no perjudicarla por divergencias partidarias.
«Dejemos las urnas de lado. La reforma no es un juguete político ni una agenda del Gobierno. la reforma tributaria es una agenda del Estado», afirmó el presidente de los diputados poco antes de abrir la votación y en medio de una gran ovación.