Buenos Aires, 18 jul (EFE).- El fuerte desplome registrado en mayo pasado por el relevante sector agropecuario de Argentina se tradujo en un nuevo traspié para la actividad económica del país suramericano, que se encamina a cerrar este año con números rojos.
Según informó este martes el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la actividad económica registró en mayo un descenso del 0,1 % en comparación con abril último.
El dato divulgado este martes, que sirve como anticipo provisional para medir la variación trimestral del producto interno bruto (PIB), confirma la senda contractiva que recorre la economía argentina desde abril pasado, cuando la actividad ya retrocedió 1,8 % en relación a marzo.
El informe oficial también indica que en mayo la actividad económica cayó 5,5 %, en comparación con igual mes de 2022, sumando dos meses consecutivos en negativo y profundizando la bajada interanual del 4,4 % registrada en abril último.
De este modo, Argentina acumuló en los primeros cinco meses del año una merma en su actividad económica del 1,3 %, alejándose del desempeño positivo logrado el año pasado, cuando el PIB avanzó 5,2 %, y encaminándose a cerrar con números rojos un 2023 que, en lo político, estará marcado por las elecciones primarias del próximo 13 de agosto y las presidenciales de octubre.
DESPLOME DEL AGRO
El informe oficial señala que, si bien la mayoría de los sectores productivos tuvo en mayo un desempeño positivo en términos interanuales, el indicador de la actividad económica cayó por la fuerte incidencia que tiene la agricultura en la economía del país y que en el quinto mes profundizó su desplome, golpeada por la severa sequía que afectó a Argentina.
De acuerdo al Indec, la agricultura y la ganadería, principal fuente de exportaciones y de ingresos para el país, se derrumbó 43,8 % interanual en mayo, configurando «el mayor factor explicativo de la caída en la actividad económica», según señaló EFE Eugenio Marí, economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso.
Pero más allá del efecto de la sequía, también empieza a verse cierta desaceleración en otros sectores clave, como la industria, que en mayo retrocedió 2,1 % interanual.
Según Marí, «hay que tener en cuenta que la caída en la actividad económica está siendo moderada por el proceso inflacionario, que reduce los ahorros e incentiva el consumo de corto plazo».
PERSPECTIVA NEGATIVA
De acuerdo a la más reciente proyección de los economistas privados que mensualmente consulta el Banco Central argentino para su informe de expectativas, la economía argentina se contraerá este año 3 %, tras haber crecido 5,2 % en 2022.
Según Marí, en el primer trimestre del año «el Gobierno consiguió sostener el nivel de actividad económica vendiendo reservas», «pero ahora ya no hay margen para volver a repetir la estrategia y las posibilidades de financiación se van agotando».
El economista apuntó que «el vaivén en los niveles de actividad económica oculta un fenómeno más preocupante, que es la caída persistente en el PBI per cápita» y que podría cerrar este año en su nivel más bajo desde 2010, «dando cuenta de más de una década perdida en términos de crecimiento».
«Esto nos habla de un modelo económico cuyo agotamiento empieza a golpear transversalmente a casi toda la economía y que cambiarlo exigirá no sólo un plan de estabilización sino una serie de reformas estructurales que premien el trabajo y la inversión», añadió el experto.