Buenos Aires, 26 jul (EFE).- La calificadora de riesgo Moody’s advirtió este miércoles que el «principal desafío» del perfil crediticio de los bancos argentinos es la «alta exposición» a los títulos públicos del país suramericano, que prevé que será «levemente mayor» este año.
Un informe de Moody’s difundido este miércoles indicó que los bancos argentinos tienen «robustos niveles de liquidez en pesos aunque con alta exposición al riesgo soberano», y que espera que para finales de 2023 «presenten un nivel levemente mayor de exposición a títulos públicos en relación con 2022, debido a la baja demanda de crédito por parte de la economía».
La razón de este fenómeno es el «crecimiento en los depósitos, junto con las dificultades para asignarlos» a nuevos préstamos, lo que hace que los bancos asignen «una proporción elevada» de sus activos a títulos públicos, es decir, 28% a instrumentos del Banco Central y 12% soberanos.
«Si bien esto les brinda mayores niveles de liquidez, expone la hoja de balance a las condiciones de política monetaria y de financiamiento de la deuda pública», advierte Moody’s, que califica a 17 bancos argentinos y a Argentina en Ca, en el escalón 20 de 21 posibles.
La calificadora reconoce que los bancos argentinos «han aumentado su capitalización» mediante la generación de utilidades sustentada en su financiamiento a bajo costo, pero prevé que, en función de la dinámica de las elecciones presidenciales de este año, «las entidades podrían sufrir pérdidas eventuales relacionadas con la valuación de instrumentos del sector público».
Sin embargo, Moody’s considera que «los niveles de solvencia y liquidez actuales actúan como mitigantes para afrontar perdidas moderadas».
La calificadora espera «menores niveles de rentabilidad» debido a «una mayor contracción en los ingresos por préstamos» respecto de 2022 junto a mayores presiones inflacionarias, compensados por las colocaciones financieras en instrumentos públicos.
En tanto, prevé un «leve incremento en la mora sin efectos sobre la solvencia», debido a la contracción económica proyectada para 2023 y la erosión de la capacidad de pago de los deudores, que los bancos enfrentan con «suficiente cobertura con previsiones y capital».