La Paz, 21 sep (EFE).- Textiles, accesorios, pinturas, joyas, alimentos, bebidas y libretas ecológicas fueron expuestos este jueves en Bolivia en una feria organizada por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para promover el pago de un «precio justo» a artistas y artesanos del país.
«Arte y artesanía con valor» es el nombre de la feria instalada en las oficinas del PNUD en La Paz, donde poco más de una docena de expositores mostraron sus mejores productos, a propósito también del Día de la Primavera, la Amistad y el Amor que se celebra en esta jornada en Bolivia.
«Aprovechamos el inicio de la primavera para que la gente pueda encontrar un detalle especial aquí en la feria y, lo más importante, valorando el costo real de la artesanía, promoviendo el precio justo», explicó a EFE María Inés Santos, asistente del Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) del PNUD.
Santos destacó que el artesano dedica «mucho amor al trabajo que realiza», además del «conocimiento tradicional que va transmitiendo en cada uno de sus tejidos, en cada una de sus obras» que, como son hechas a mano, «por más que tratemos de replicar en serie o hacer dos o tres tipos de productos similares, no va a ser igual».
«Cada pieza es única. Entones el escoger los colores, combinar las piezas, preparar los tejidos representa muchas horas de trabajo que nosotros que no vemos ese trabajo en detalle tal vez no lo podemos valorar», indicó.
Por esto es importante dar «el valor real que tiene el trabajo del artesano», insistió.
En el sector de textiles estuvieron Folk de los Pueblos y Collita, dos marcas «ya de tradición boliviana» y representativas de La Paz que elaboran ropa y accesorios que conjugan lo moderno con la tradición indígena andina.
Las mujeres artesanas guaraníes de la región del Chaco boliviano agrupadas en la iniciativa Kapeatindi llevaron joyas y accesorios como carteras que combinan los tejidos tradicionales de ese pueblo indígena con piezas del bosque chaqueño.
También se expusieron abrigos de fibra de alpaca hechos en Sucre, cosméticos naturales, frutos secos, vinos del sur boliviano, joyas hechas con piedras semipreciosas o con semillas seleccionadas, libretas hechas de material reciclado y llamas tejidas al estilo de los «amigurumi» japoneses, que son pequeños animalitos de ganchillo.
En otro sector estaban las obras de artistas plásticos jóvenes de La Paz que «a través de su arte nos están mostrando diferentes facetas de la ciudad y de lo que quieren comunicar».
Tejidos con historia
La pieza central de la feria fueron los tejidos tradicionales de la Nación Originaria Yampara, conformada por unas 400 familias indígenas cuyo territorio está en la región sureña de Chuquisaca.
«Cada tejido es como un pequeño tomo de libro que tiene muchos conceptos», explicó a EFE Casto Limachi, una de las autoridades de la Nación Yampara.
Según Limachi, las mujeres tejedoras yamparas expresan en cada textil facetas de la vida cotidiana en la comunidad, desde el trabajo diario hasta las fiestas o «raymis» en quechua, la crianza de los animales, la creación o la relación con la Madre Tierra.
También reflejan el armado de la «Pukara», una especie de altar o escalera que se monta con productos agrícolas, bebidas y panes durante una de las festividades centrales de los yamparas.
Limachi valoró la feria como un espacio donde los artesanos pueden «llegar directamente al consumidor».
A su juicio, los desafíos más importantes para la Nación Yampara son conseguir mercados seguros para sus textiles y lograr que les paguen un «precio justo» por su trabajo, ya que, por ejemplo, tejer una chuspa, que es una especie de bolsón indígena, pude tomar mínimo un mes.
«Ese es uno de los retos más grandes que tenemos, cómo la gente puede valorar este trabajo, porque esto no es sólo algo material, algo físico, sino que también es algo con un sentido espiritual que puede contribuir a la vida comunitaria y familiar», concluyó.