Buenos Aires, 27 ago (EFE).- El Gobierno argentino aseguró este jueves que el país «empieza a dar síntomas de que viene la recuperación económica» y comienza a «repuntar en tiempo récord», luego de la profunda caída de la actividad que registró al inicio de la cuarentena por la pandemia del coronavirus y que agravó la recesión que padece desde hace más de dos años.
«Argentina, que ha tenido naturalmente una caída de la actividad, empieza a repuntar en tiempo récord, en tiempo acelerado. Créannos que estamos en el sendero de la reconstrucción de la actividad económica», sostuvo el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, en su disertación en el capítulo local del Consejo de las Américas que se celebró de forma virtual.
El jefe del Gabinete de ministros del Gobierno del peronista Alberto Fernández reconoció que existe una heterogeneidad en el aparato productivo local que genera que «los reflejos sean dispares», y aseguró que «hay sectores que se están dinamizando a velocidades superiores a lo que era el año pasado».
La actividad económica experimentó en junio pasado una caída del 12,3 % interanual, en un repunte luego del desplome del 26 % que había registrado en abril y del 20,5 % en mayo como consecuencia de las fuertes restricciones impuestas por el Gobierno para frenar la transmisión del virus SARS-CoV-2 y que en los últimos meses se comenzaron a relajar.
En el primer semestre del año, el indicador acumuló una caída del 12,9 %, de acuerdo a las cifras del Institucional Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
«Estamos esperando con mucha ansiedad los resultados del mes de agosto, pero sabemos que estamos en una senda de recuperación porque tenemos ciertos indicios, la cantidad de créditos, el programa ‘Ahora 12’ (que permite el pago de compras en 12 cuotas), son termómetros de cómo viene evolucionando el consumo», destacó Cafiero.
LA INFLACIÓN, PROBLEMA CRÓNICO DE ARGENTINA
El presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Miguel Ángel Pesce, coincidió en su discurso ante el Consejo de las Américas en que, por el impacto de la pandemia, la caída del producto interno bruto «fue muy acentuada pero luego ha hecho una ‘V'», al igual que muchos países del mundo que han «registrado una rápida aceleración de la economía cuando se reactivaron las actividades».
El funcionario reconoció sin embargo que el país suramericano afronta varias dificultades, entre ellas un «problema crónico» de inflación.
«Desde 2011 Argentina no puede encontrar un camino de crecimiento sostenido. Esto ha llevado a que nuestro país tenga niveles de pobreza y desigualdad difíciles de soportar», sostuvo Pesce.
El presidente de la entidad monetaria destacó que, ante la imposibilidad de acudir a los mercados internacionales para financiarse, el Gobierno debió acudir a la asistencia del Banco Central al Tesoro para afrontar el mayor gasto para apuntalar los ingresos de los sectores más vulnerables y las empresas durante la cuarentena.
«La emisión de dinero del Banco Central ha sido importante, pero hemos tenido éxito en que esa mayor emisión monetaria no se ha traducido en aumentos de precios o una aceleración de la inflación sino todo lo contrario, en estos meses hemos tenido una morigeración del proceso inflacionario», subrayó.
Tras registrar una inflación del 53,8 % en 2019, este año el proceso se desaceleró y en los primeros seis meses de 2020 acumuló un aumento del 15,8 por ciento.
Según Pesce, la inflación está vinculada con la inestabilidad de la moneda y la debilidad del peso «ha llevado a un proceso de dolarización muy importante».
De acuerdo a sus estimaciones, Argentina tiene dentro de su territorio billetes de la moneda estadounidense por el orden de 170.000 millones de dólares, por lo que «el primer desafío es poder canalizar ese ahorro a la inversión y el financiamiento».
El presidente del Banco Central consideró en tanto que Argentina tiene hoy «un tipo de cambio competitivo que no necesita devaluaciones adicionales».
AUMENTAR LAS EXPORTACIONES
Tanto el presidente del Banco Central como el canciller argentino, Felipe Solá, apuntaron a los problemas que padece Argentina en el sector externo, por la caída de las exportaciones de 85.000 millones de dólares en 2011 a los actuales 65.000 millones.
«Argentina necesita exportar más, tiene ventajas porque es un gran productor de alimentos, especialmente de proteínas, y también un gran potencial en la producción de hidrocarburos y sus derivados, como el desarrollo del shale gas y shale oil (no convencionales), además de su desarrollo tecnológico», señaló Pesce.
El canciller señaló que «las exportaciones argentinas son muy bajas» y llamó a impulsar los envíos agropecuarios con valor agregado y centrados en la producción de alimentos para las personas, no sólo para animales como sucede actualmente con la soja -el principal producto de exportación- y el maíz.