Tegucigalpa, 1 sep (EFE).- El empresario hondureño Camilo Atala dijo este martes que su país vive «una situación desafiante y de mucha incertidumbre», y que el rol de la iniciativa privada «es transformar la responsabilidad en una nueva oportunidad» para el desarrollo.
Se debe establecer «una nueva ruta económica y social para impulsar nuevas iniciativas que reactiven y recuperen la economía, preservando y generando empleos», enfatizó el empresario de la banca hondureña, quien hoy fue elegido nuevo presidente del Consejo Empresarial de América Latina (CEAL), Capítulo de Honduras.
«En las circunstancias actuales, Honduras demanda una unidad granítica en todo su contexto y la reactivación económica del país, es el momento en que todos los sectores debemos aportar lo mejor con la visión puesta en el futuro de la nación y de las nuevas generaciones», enfatizó Atala.
En su opinión, el CEAL, del que también ya ha sido su presidente nacional y a nivel latinoamericano, «es un espacio en el que debemos crear una sólida plataforma por Honduras, en la que cuente la academia, la sociedad civil, las iglesias, el Estado, los cooperantes y aliados de la comunidad internacional».
También se debe contar con «las organizaciones gremiales y los empresarios, que constituyen el motor que dinamiza el país».
El nuevo titular local del CEAL señaló que lo que vive Honduras son tiempos extraordinarios por la pandemia de COVID-19, y que los retos del futuro son complejos.
Sin embargo, añadió, «el compromiso del CEAL con la sociedad es firme en cuanto a apoyar los procesos de reactivación económica y generación de empleo, la cual requerirá un cambio de mentalidad y una actitud positiva».
En su plan de trabajo, Atala prevé fortalecer la Fundación Hondureña para el Desarrollo Económico (FHED), órgano técnico y de apoyo para el CEAL, que facilite iniciativas concretas para el país.
Además, apostará por involucrar a las nuevas generaciones empresariales para formar nuevos lideres que sean protagonistas de los temas de interés nacional.
La pandemia ha dejado cerca de 2.000 muertos y más de 61.000 contagiados en Honduras, además de severos daños a la economía, que luego de un confinamiento de casi cinco meses, ha comenzado a ser reactivada de manera gradual bajo rigurosas medidas sanitarias.