Río de Janeiro, 2 sep (EFE).- El Congreso brasileño avanzó en la aprobación de un nuevo marco legal para el gas en Brasil, que abre un sector fuertemente monopolizado y estatizado y que puede reducir a la mitad el precio del combustible y generar inversiones por 112.500 millones de dólares y 4 millones de empleos en diez años.
La llamada Nueva Ley del Gas, una iniciativa que acaba con el monopolio de hecho de la estatal Petrobras en el sector, fue aprobada en la noche del martes por el pleno de la Cámara de Diputados por 351 votos a favor y 101 en contra.
Su aprobación antes de que pueda ser sancionada por el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que ha impulsado una política económica liberal que busca reducir el tamaño del Estado e incentivar la iniciativa privada, depende ahora del aval del pleno del Senado, en donde la gran mayoría se ha dicho favorable a la desregulación.
Pese a que el monopolio que Petrobras tenía sobre todo el sector de hidrocarburos fue abolido en 1996, en la práctica la estatal mantuvo control sobre el transporte del gas, y el principal mérito de la nueva ley es abrirle espacio a nuevas empresas, dijo a Efe el ponente del proyecto en la Cámara, diputado Laercio de Oliveira.
«Petrobras se convirtió en la única vendedora de gas en Brasil por una coyuntura, pero eso cambia con el nuevo marco, que ofrece la seguridad necesaria para que otros productores comiencen a vender su gas e inviertan en nuevos yacimientos. La diversidad será buena para todo el mercado y hasta para la propia Petrobras», afirmó.
Por la nueva ley, las empresas interesadas en instalar gasoductos en Brasil tan sólo tendrán que solicitar la autorización ante la Agencia Nacional del Petróleo (ANP) sin tener que disputar las engorrosas y costosas subastas para adjudicarse una concesión.
Además de abrir la distribución a la libre competencia, la iniciativa permite a las distribuidoras tener acceso a cualquier gasoducto, por lo que podrán comprarle al mejor postor.
GAS GENERARÁ «CHOQUE DE ENERGÍA BARATA»
La aprobación de la ley permitirá desarrollar un millonario mercado para el gas en Brasil y promover «un choque de energía barata» que favorecerá a la industria intensiva, la generación eléctrica, el transporte por carreteras y los consumidores en sus residencias, según actores del sector consultados por Efe.
El nuevo marco regulador es discutido en el Congreso desde 2013 pero el debate ganó impulso a mediados de 2019 cuando el Gobierno de Bolsonaro decidió impulsar lo que llamó «choque de energía barata».
El primer paso fue el compromiso de Petrobras ante el órgano de combate a monopolios de reducir al máximo su participación en el mercado de gas, y por el que puso a la venta su participación en varias empresas de transporte de gas, incluyendo el gigantesco gasoducto Brasil-Bolivia, y sus acciones en las distribuidoras.
Brasil tiene las segundas mayores reservas de gas de Sudamérica, pero antiguamente las quemaba y ahora las está reinyectando en los pozos por carecer de logística para explotarlas o distribuirlas.
De acuerdo con el Ministerio de Minas y Energía, Brasil reinyecta actualmente en los pozos 52 millones de metros cúbicos de gas por día, casi el 42 % de lo que produce.
Los diferentes cuellos de botella hacen que el precio del gas llegue a hasta 14 dólares por millón de BTU (unidad de medida), casi el doble que en Japón, un país sin reservas, o que en la Unión Europea, que importa desde Rusia. El valor del gas en Brasil es casi cuatro veces superior al de Estados Unidos.
Según el ministro de Economía, Paulo Guedes, lo que encarece el precio del gas, además de los impuestos y del exceso de reglamentación, es la falta de competidores en el sector.
GAS SUSTITUIRÁ LOS CONTAMINANTES DIESEL Y CARBÓN
Para el Gobierno, el gas barato interesa no solo a industrias que necesitan fuentes de energía menos contaminante y costosa, como también a las termoeléctricas que actualmente son abastecidas con diesel o carbón y a los propietarios de las flotas de camiones.
Según la Asociación Brasileña de Grandes Consumidores de Energía (Abrace), el precio del gas en Brasil es uno de los más elevados en el mundo, lo que hace inviable el uso comercial del combustible y le da más competitividad al diesel, que es mucho más contaminante.
El aumento de la competitividad y de los actores permitirá una inmediata reducción de los precios y convertir el gas en un combustible barato, viable y atractivo para térmicas e industrias.
Por tal motivo, la Secretaría Especial de Productividad, Empleo y Competitividad (Sepec) del Ministerio de Economía calcula que el proyecto generará en los próximos diez años 4,3 millones de empleos y 630.000 millones de reales (unos 112.500 millones de dólares) en inversiones tanto de empresas que transportan y distribuyen gas como de la industria y de otros sectores beneficiados.
De las inversiones previstas, 60.000 millones de reales (10.714 millones de dólares) las harán las empresas del propio sector gas.
«Uno de los puntos fundamentales de la nueva ley es que facilita la construcción de nuevos gasoductos y eso amplía las inversiones», aseguró el director de electricidad y gas de la Asociación Brasileña de Comercializadores de Energía (Abraceel), Bernardo Sicsú.
Según un estudio de la Confederación Nacional de la Industria (CNI), «una apertura exitosa del mercado» hará con que el precio del gas en Brasil caiga a la mitad, hasta 7 dólares por millón de BTU.
«En un escenario de caída de los precios por la mitad, la industria puede triplicar la demanda de gas en diez años, desde los actuales 20 millones de metros cúbicos por día hasta 62 millones de metros cúbicos por día en 2030», explicó la directora de Relaciones Institucionales de la CNI, Mónica Messenberg.
Eso llevará a las industrias de alto consumo energético, como química, siderurgia, cerámica, vidrio y papel, responsables por 80 % del gas consumido por la industria, a hacer inversiones por 150.000 millones de reales (26.785 millones de dólares) en 10 años.