Tegucigalpa, 7 sep (EFE).- El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de agosto en Honduras fue del 0,18 % debido al alza de precios en el transporte urbano de pasajeros, combustible y algunos productos de la salud, en medio de la pandemia del coronavirus, según cifras divulgadas este lunes por el Banco Central del país centroamericano.
La inflación acumulada en los primeros ocho meses llegó a 2,08 %, menor al 2,94 % del mismo periodo de 2019, indicó el ente emisor de Honduras.
Señaló que los sectores de transporte y salud, con 0,38 y 0,11 puntos porcentuales, respectivamente, fueron los que más influyeron en el comportamiento de la inflación en agosto.
Se suman alojamiento, agua, electricidad, gas y otros Combustibles, con 0,08 puntos porcentuales; prensas de vestir y calzado (0,05 puntos); muebles y artículos para el hogar (0,05); hoteles, cafeterías y restaurantes y cuidado personal con 0,03 puntos cada uno, y recreación con 0,02 puntos, añadió el Banco Central.
El sector de alimentos y bebidas no alcohólicas «contrarrestó parcialmente los referidos movimientos alcistas, registrando una contribución de -0,57 puntos porcentuales», detalló la entidad.
Entre enero y agosto todas las regiones del país registraron una disminución en el precio de los alimentos e incremento en los combustibles de uso vehicular y doméstico.
La institución destacó que las variaciones más altas de la inflación mensual se registraron en la región central (0,36 %), central metropolitana (0,30 %), norte metropolitana (0,27 %), y resto norte (0,06 %).
No obstante, en la región oriental se reportó una disminución en el precio de alimentos de 0,03 %, occidental (0,06 %) y sur (0,20 %).
La inflación interanual entre enero y agosto de este año se ubicó en 3,22 %, inferior al 4,29 % del mismo periodo de 2019, detalla el informe.
En diciembre de 2019 la inflación de Honduras fue de 0,42 %, mientras que la interanual cerró en 4,08 %, según el organismo monetario del país.
Según una actualización al Programa Monetario 2020-2021,la inflación este año tendrá una «trayectoria a la baja, ubicándose cercana al límite inferior del rango de tolerancia establecido por el BCH (4 %), en vista principalmente de la contracción de la demanda agregada y el efecto de la caída en los precios de los combustibles en los primeros meses del año, compensando el efecto del aumento en los precios de los alimentos».
