Bogotá, 23 sep (EFE).- Al menos 3.900 personas han muerto este año en Bogotá por enfermedades causadas por la contaminación del aire, según datos divulgados este miércoles por la organización ambientalista Greenpeace.
«La polución atmosférica le ha costado a la ciudad aproximadamente 1.300 millones de dólares, es decir, más de 4 billones de pesos colombianos, y fue responsable de la pérdida estimada de 3.900 vidas en lo que va del año», informó el organismo con motivo de la Semana de la Movilidad Sostenible.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de siete millones de personas mueren cada año en el mundo «por la exposición a las partículas finas contenidas en el aire contaminado, las cuales penetran profundamente en los pulmones y el sistema cardiovascular y provocan enfermedades diversas».
Por su parte, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) calcula que en Colombia unas 15.681 muertes al año son atribuibles a efectos de la contaminación del aire, el 64 % de ellas por material particulado.
Para Greenpeace, el impacto de la contaminación del aire en Bogotá, generada principalmente por el uso de medios de transporte basados en combustibles fósiles, es «alarmante».
«Los números hablan por sí solos y evidencian la urgencia de un cambio en el transporte. ¿Cuánto más vamos a esperar para dejar atrás hábitos que provocan gastos millonarios, enfermedades y muertes evitables?», alertó Tatiana Céspedes, miembro del equipo de campañas de Greenpeace Colombia.
Teniendo en cuenta esas cifras, la ONG instó a declarar la emergencia climática con la que Bogotá se comprometa a adoptar medidas urgentes para sustituir el uso de combustibles fósiles en los sistemas de transporte de la ciudad, con el fin de disminuir en un 50 % las emisiones de gases causantes del efecto invernadero para 2030.
Además de los costos económicos y en la salud causados por la polución, Greenpeace advirtió que los automóviles ocupan en promedio el 50 % de la superficie de las ciudades y que los habitantes de la capital pasan aproximadamente 191 horas por año en embotellamientos.
IMPULSAR EL USO DE LA BICICLETA
Para Greenpeace, es necesario que la ciudad mejore su apuesta por el uso de la bicicleta, «un medio de transporte que no genera emisiones, trae beneficios a la salud y la calidad de vida, y democratiza la vía pública».
El organismo alertó que Bogotá requiere una movilidad rápida, sostenible y cómoda, así como medidas permanentes para la disminución de las emisiones generadas por el parque vehicular.
«Pese a ser la capital latinoamericana con más ciclovías, el porcentaje de ciclistas no es lo suficientemente alto. Debemos exigirle a la ciudad ciclovías más seguras y el fomento de la bicicleta como medio masivo de transporte, ya que no genera emisiones a la atmósfera y ayuda a mejorar la calidad del aire que respiramos», explicó Céspedes.
La ONG subrayó que por la emergencia del coronavirus el uso de la bicicleta es una de las formas más seguras para movilizarse ya que el riesgo de contagio de COVID-19 es mucho menor que en el transporte público.