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23 de noviembre de 2024

La crisis de la pandemia es mucho peor que la del 11-S, dice ministra

Quito, 24 oct (EFE).- La pandemia de la covid-19 costará este 2020 al sector turístico de Ecuador unos 2.000 millones de dólares, tras tirar abajo los esfuerzos de tres años para colocar al país andino en los circuitos internacionales, si bien comienza a dar tímidos pasos hacia la recuperación.

Al repasar la situación del sector siete meses después de la declaración de emergencia nacional -anulada el 14 de septiembre si bien las medidas de bioseguridad continúan-, la titular de Turismo, Rosi Prado, indicó que los efectos de esta pandemia no son ni comparables con los de la crisis tras los atentados del 11-S.

«La del 2001 fue terrible, creo que fue un cambio tremendo de cómo se manejaba todo (en el turismo). La situación fue muy difícil y tomó un tiempo (recuperarse), pero no mucho», dijo Prado en una entrevista con Efe.

Por aquella época, la ahora ministra ecuatoriana trabajaba en American Airlines, una de las compañías estadounidenses cuyos aviones fueron secuestrados para los ataques del grupo Al-Qaeda, que provocaron toda una revolución en la forma de volar y el turismo en general.

Entonces, recuerda Prado, «la gente tuvo miedo de viajar, demoró de 6 a 8 meses. Ahora está más complicado, ya estamos los ocho meses desde este asunto», sin descartar que «para 2021 estemos listos para el despegue definitivo», en un proceso de recuperación que podría tardar al menos otros dos años.

EL MOTOR APAGADO

Con una economía dependiente de la materia prima, sobre todo el petróleo, en 2017 el Gobierno de Lenín Moreno inició la búsqueda de otros motores de desarrollo, entre los que identificó el potencial de la biodeversidad ecuatoriana.

El objetivo fue que se descentralizara de las Islas Galápagos, la «joya de la corona» del turismo ecuatoriano, y ofreciera también su potencial en las regiones Amazónica, Sierra y Costa: los «Cuatro mundos» de Ecuador, como se conoce en campañas internacionales.

Uno de los primeros objetivos fue fortalecer la conectividad aérea, y entre 2018 y 2019 entraron al mercado hasta seis nuevas aerolíneas, esfuerzo que la pandemia ha tirado abajo.

Desde marzo, como en el resto del mundo, el sector se desplomó, y según la ministra solo hasta agosto había unas pérdidas valoradas en 1.600 millones de dólares, «unos 2.000 en cómputo anual».

Un costo que calificó de «altísimo» para un sector que en 2019 aportó un 2,2% al PIB del país, unos 2.397 millones de dólares, y cuya meta era alcanzar el 4%.

Computando los datos de facturación del año pasado, y las pérdidas conocidas hasta ahora, el aporte del sector al PIB este 2020 será ínfimo, apenas unos cientos de millones en el mejor de los casos.

10% DEL VOLUMEN ANUAL

Con unos índices de contagio que rondan actualmente los 160.000 casos y 12.500 fallecidos, y las arcas completamente vacías como para extender una red de apoyo al sector, la reactivación es crucial para salvar miles de puestos de trabajo.

En 2019 el turismo ofrecía empleo directo e indirecto a unos 700.000 ecuatorianos, y era el tercer aporte de divisas a su dolarizada economía.

Pese a la crisis, Prado se mantiene optimista y destaca que Ecuador fue uno de los primeros de la región en abrir sus fronteras aéreas en junio pasado y que en la actualidad «estamos más o menos en un 10%» de los visitantes que llegaban en 2019 (1,6 millones), y con la aspiración de terminar 2020 con un 15 o 20 % del total, gracias a la reciente apertura de vuelos con Colombia y Perú.

Ecuador registra actualmente la entrada de unos 14.000 extranjeros al mes, y «en Galápagos teníamos 22.000 y ya en el mes de septiembre recibimos 1.300», precisa.

Por ahora, apela a la reactivación del turismo interno, y luego, el internacional: «Todos los países que ya nos conocen quieren volver», explicó.

LA HUELLA A LARGO PLAZO

Y como los ataques del 2001 generaron cambios hasta ese entonces impensables, también la pandemia dejará una profunda huella en la forma de viajar en el futuro.

Con la reciente introducción de hasta 22 protocolos para garantizar la seguridad sanitaria de turistas y operarios del sector, Ecuador ha iniciado las reformas con la esperanza de recuperar el terreno perdido lo antes posible.

«El interés de viajar no se va a perder, se va a estancar un poco. La naturaleza humana nos da siempre para seguir buscando sitios diferentes y atractivos. Creo que la gente que puede viajar lo va a hacer con todos los protocolos de bioseguridad, cuidando su salud porque nadie va a ir a ningún destino a enfermarse», recalca.

E indica que en materia de precauciones, Ecuador ha sido precisamente todo un «referente», porque «Galápagos nos ha obligado siempre a tener un turismo sostenible, no uno de masas».

Preguntada por Efe sobre cuándo cree que podría recuperarse todo el terreno perdido, Prado vaticina «dos años», y para ello cree necesaria una estrategia de «personalización de la experiencia» y «ayuda mutua» entre los destinos de la región.

En ese sentido, el programa «Viaja seguro a Ecuador» para una reapertura ordenada y sostenible, incluye pruebas PCR en origen (para Galápagos también en destino), plataformas de monitoreo, detallados planes de contingencia y una política de cancelaciones en viajes y servicios que den seguridad al turista.

Unas «claves de adaptación» que, para Prado, son cruciales en unos momentos en el que Ecuador debe primero reconquistar la conectividad aérea y, después, presentarse al mundo en un contexto global latinoamericano.

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