Machu Picchu (Perú), 2 nov (EFE).- La ciudadela inca de Machu Picchu, la principal atracción turística de Perú, volvió a recibir este lunes turistas después de casi ocho meses clausurado por la pandemia del covid-19.
El emblema más universal del Antiguo Perú reabrió sus puertas por todo lo alto, con un espectáculo nocturno que iluminó el complejo arqueológico con efectos de luces que anunciaban su vuelta a la actividad turística de manera segura, con un protocolo para prevenir la propagación del coronavirus.
Los vestigios de la joya arquitectónica de los incas recibieron a sus primeros visitantes escondidos entre la neblina matutina que cubría las frondosas y sobrecogedoras cúspides de las montañas que rodean al recinto.
Poco a poco las nubes se fueron disipando y revelaron nuevamente la majestuosidad de Machu Picchu, reconocido como patrimonio de la humanidad desde 1981 y considerado como una de las siete maravillas del mundo moderno desde 2007.
INGRESO GRATUITO
La mayoría de los visitantes que llegó este lunes a Machu Picchu eran peruanos, atraídos por la campaña de promoción de la reactivación turística emprendida por el Gobierno, que incluyó el ingreso gratuito a la ciudadela inca durante los primeros quince días de su reapertura.
El primero en tener el privilegio de recoger los vestigios más conocidos del imperio incaico fue Juan José García, que ingresó al parque arqueológico conforme a la nueva normalidad para visitar Machu Picchu, que exige mascarilla y recomienda protector facial, además de respetar la distancia social y la desinfección de manos.
«Realmente es una emoción. Lo único que puedo decir a todos los peruanos y a todo el mundo es que vengan. Estamos con todas las medidas de seguridad. Es muy seguro estar aquí y van a ser muy bienvenidos», expresó García a los periodistas llegados al lugar.
«Para mí esta reapertura después de casi ocho meses es muy emocionante, es un momento histórico. Podré tomar fotos y estar adentro prácticamente solo. Aprovecharé el momento para pensar en todos estos siete meses y reflexionar y ser muy responsable con todo lo que hagamos dentro», añadió.
TURISTAS MADRUGADORES
El privilegiado turista fue el más madrugador de todos, pues explicó que se levantó a las 4:30 hora local para asegurarse que era el primero en pisar Machu Picchu tras su reapertura.
«Casi no he dormido en realidad. Me desperté muy temprano y me fui a la fila esperando que habría más personas igual de emocionadas pero no había nadie. Salió del hotel después de las 4:00 para respetar el toque de queda», precisó.
Instantes después de García también ingresó la turista francesa Verónique con su familia, que permanecieron en Perú durante el confinamiento a la espera de conocer Machu Picchu, pues su clausura les tomó cuando estaban a punto de cumplir su sueño tras una larga ruta de senderismo por Sudamérica.
Antes que ellos solo un turista había tenido la fortuna de entrar a Machu Picchu durante su clausura, un japonés que también se quedó durante la cuarentena en el municipio de Aguas Calientes, ubicado en la parte baja de la ciudadela, a la espera de que lo volvieran a reabrir.
La paciencia de este nipón tuvo su premio, pues las autoridades le tramitaron el mes pasado un permiso especial para que pudiese tener Machu Picchu solo para él, y las fotos de esa visita inédita dieron la vuelta al mundo.
ESTRICTO PROTOCOLO CONTRA COVID-19
Durante esta primera etapa de reactivación de las visitas, Machu Picchu funcionará al 30 % de su capacidad, lo que supone 675 turistas por día, con un máximo de 75 por horas, en grupos de no más de 8 personas, que deberán mantener 2 metros de distancia entre y 20 con otros grupos.
Para la próxima semana está previsto que se reactiven también los vuelos aéreos a las Líneas de Nasca, otro paso más en la recuperación económica del sector turístico de Perú, que antes de la pandemia generaba unos 5.500 millones de dólares al año.
Perú está saliendo de la primera ola de la pandemia de la covid-19 tras haber sido uno de los epicentros mundiales al acumular más de 900.000 casos confirmados y registrar más de 34.000 muertes, lo que le hace tener la tasa de mortalidad más alta del mundo con 105 decesos por cada 100.000 habitantes.