Río de Janeiro, 18 nov (EFE).- El órgano de combate a los monopolios en Brasil autorizó a la petrolera Petrobras, mayor empresa del país, a vender su subsidiaria Liquigás, la encargada del embotellamiento, distribución y comercialización de gas licuado de petróleo (GLP) en gran parte de Brasil.
Petrobras había anunciado en noviembre del año pasado la venta de Liquigás por 3.700 millones de reales (unos 685 millones de dólares) a un consorcio integrado por las empresas Itaúsa, Copagaz y Nacional Gas Butano, pero el negocio dependía de la autorización de los órganos reguladores.
El visto bueno del Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE) fue expedido este miércoles, en vísperas de que se completara un año del anuncio de la venta, y supone el paso más importante ya que fue el regulador antimonopolio el que impidió que Petrobras le vendiera la misma subsidiaria a la empresa Ultragaz en 2016.
Petrobras, una empresa controlada por el Estado brasileño pero con acciones negociadas en las bolsas de Sao Paulo, Nueva York y Madrid, destacó en un comunicado que la aprobación del CADE fue por decisión unánime de sus miembros.
La petrolera agregó que la oferta para adquirir Liquigás partió de las tres empresas interesadas en el negocio con el «fin de atender las preocupaciones de competición que habían sido identificadas por el CADE».
Agregó que, además de la aprobación del CADE, la conclusión de la transacción y el desembolso del dinero acordado, aún está condicionado «al cumplimiento de otras condiciones precedentes usuales».
EMPRESA VENDIDA ES LÍDER DEL MERCADO DE GLP
Liquigás, líder en el mercado brasileño de distribución de gas licuado de petróleo, cuenta con 23 centros operativos, 19 depósitos, una base de almacenamiento y carga por carretera, y una red de aproximadamente 4.800 revendedores autorizados.
Fundada en 1953 y con una participación en el mercado de GLP en Brasil del 22 %, Liquigás fue adquirida por Petrobras en agosto de 2004 y es operada como una empresa independiente desde entonces.
La subsidiaria, presente en 25 de los 27 estados de Brasil, ya había sido ofertada en 2016 a Ultragaz, una subsidiaria del grupo Ultrapar, por 2.800 millones de reales (unos 518,5 millones de dólares), pero el negocio fue vetado por el CADE, que argumentó que la venta representaría un serio riesgo competitivo en el mercado.
Ello debido a que, con la compra de Liquigás, Ultragaz pasaría a tener un 45 % del mercado nacional de gas de cocina, con una participación aún mayor en algunos estados.
La venta de la distribuidora de gas forma parte del programa de desinversión anunciado por Petrobras en 2015 para enfrentar su elevada deuda, la caída de los precios del crudo y las dificultades de captación.
El ambicioso programa prácticamente se paralizó este año como consecuencia de la pandemia del coronavirus y en los primeros nueve meses de este año la empresa tan solo obtuvo 1.000 millones de dólares por la venta de activos que estaban en su lista de desinversiones.
El valor recibido este año por esas operaciones es ínfimo, pues la meta del plan de desinversiones de Petrobras para cinco años, entre 2020 y 2024, es deshacerse de activos no estratégicos por entre 20.000 y 30.000 millones de dólares.
Uno de los procesos más avanzados actualmente es el que Petrobras lanzó para vender ocho de sus trece refinerías, que cuentan con casi la mitad de la capacidad de refino de la empresa y por las que aspira a recibir cerca de 8.000 millones de dólares.