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22 de noviembre de 2024

Un libro derriba «mitos» sobre Gardel: ni uruguayo ni muerto por un complot

Buenos Aires, 4 dic (EFE).- Dos años de investigación y viajes para reconstruir, paso a paso, la vida de Carlos Gardel. Ese ha sido el intenso trabajo del historiador argentino Felipe Pigna, que en su nuevo libro busca mostrar el lado más humano del más popular cantor de tango y derribar «mitos» como que su muerte pudo haber sido por un complot o la teoría que asegura que nació en Uruguay.

«Los documentos son muy contundentes. Él nació en Toulouse, no hay ninguna duda. Está el acta de nacimiento, sus viajes a Toulouse a ver a su familia, su madre… No hay mucho para decir», cuenta el autor en una charla con Efe para presentar «Gardel» (Planeta), biografía de alguien que a inicios del siglo XX alcanzó una fama tal que le convirtió, según Pigna, en el «equivalente a un rockstar» de hoy.

Si bien una teoría, la más extendida, defiende que el «mago» -una de las tantas formas como se conoce al cantante- nació en Toulouse (Francia) en 1890 y se radicó desde pequeño en Buenos Aires junto a Berthe Gardes, su madre, otra apunta a que nació en la ciudad uruguaya de Tacuarembó en 1887.

Al respecto, el historiador es rotundo: «me parecía muy lindo que hubiera nacido en Uruguay, me hubiera encantado, pero no fue así. Insistí, busqué, pero hay relatos que son muy contundentes. Berta Gardes nunca estuvo en Uruguay, no hay una sola prueba», recalca Pigna, que en el libro, y a pesar de que hay otras versiones, cuenta que el padre de Carlos era Paul Jean Lasserre, pero no asumió su responsabilidad paternal.

EVITAR IR A LA GUERRA

Según el escritor, el intérprete de emblemáticos tangos como «Volver» y «El día que me quieras» necesitaba papeles para poder viajar a Europa con una nacionalidad diferente a la francesa y librarse así de la convocatoria a alistarse para la Primera Guerra Mundial, ya que podía ser acusado de infractor.

Y ahí entra en juego la «especie de partida de nacimiento» en Uruguay, que Pigna afirma que el cantante obtuvo gracias a amistades en el consulado uruguayo en Buenos Aires, lo que le permitió después sacar la cédula argentina en 1920 y nacionalizarse argentino en 1923.

«Él necesitaba esos papeles y los obtiene de esta manera, con el papel uruguayo que dice que nació en Tacuarembó tres años antes. Se agrega tres años, lo cual lo aleja de la convocatoria a la guerra», dice el historiador.

«Lo cual no quita que a Gardel le encantaba Uruguay y tenía un amor muy grande por Uruguay, y no tiene que ser un tema de división. No tendríamos que pelearnos por esto, porque es una figura muy rioplatense», destaca.

MIL Y UN MISTERIOS

Convencido de que los misterios que rodean al «zorzal criollo» no son tal y sólo han buscado enturbiar su figura por ser alguien procedente «de los sectores populares», Pigna, uno de los más reconocidos historiadores de Argentina, también quiere echar por tierra las versiones que apuntan a que estuvo preso en la «cárcel del fin del mundo», en la sureña y fría ciudad argentina de Ushuaia, que recibía a los más peligrosos delincuentes del país.

«Si Gardel hubiera sido un integrante de los sectores de poder o de una familia famosa en Argentina, nadie se atrevería a acusarlo de haber estado preso en Ushuaia. Creo que hay una cuestión clasista en este tipo de acusaciones. No hay un solo documento que diga que estuvo preso en Ushuaia», subraya.

Respecto a la muerte del cantante, por un accidente aéreo en Medellín (Colombia) en 1935, Pigna llama a «derribar el mito del complot»: «no hubo nada raro en la muerte de él, ninguna cosa extraña que tenga que ver con una mano negra o con un atentado o algo por el estilo, que se dijo durante mucho tiempo».

«No hubo un tiroteo dentro del avión por cuestiones de mujeres, ni entre él y (Alfredo) Le Pera -letrista de tangos- ni entre él y el piloto. Sí lo que hubo fue una serie de sucesos desafortunados», destaca, y enumera situaciones como la inexperiencia del piloto, Ernesto Samper, con ese tipo de avión, «cierta sobrecarga» que llevaba el aparato y problemas en la pista, con maizales que dificultaban la visión.

«Lo cual hace confundir al banderillero, que habilita el paso del avión que estaba por despegar del otro lado y hay un momento que quedan enfrentados. Y Samper intenta pasar por arriba ese avión que ve de golpe (…). Y todos estos elementos lo hacen chocar de frente con los dos tanques de combustible repletos», enfatiza.

LA PROFESIONALIDAD DE UNA LEYENDA

Para escribir el libro, Pigna, de 61 años, ha dedicado los últimos dos en leer la ingente documentación que ya existía y en viajar a España y Francia para desandar los pasos de la estrella y encarar el contexto en el que estaba el mundo mientras desarrolló su carrera.

«Una vida intensísima en la cual me encantó meterme», considera sobre el cantor, que en pocos años logró internacionalizar el tango, triunfar en la pantalla grande -desde el cine mudo hasta su consagración en Francia y Estados Unidos- y codearse con otras celebridades de su tiempo.

«Lo que más me sorprendió fue la profesionalidad, la seriedad con que él se toma su carrera desde muy chico, donde lo que trata todo el tiempo es de perfeccionarse, de conseguir lo último en tecnología, el último micrófono, el último parlante, el mejor sistema de grabación… por eso él reversiona tanto, porque entiende que se puede escuchar mejor», argumenta.

Pigna quiere ahora acercar a Gardel a las nuevas generaciones, y desvela que quien abra esta biografía va a encontrar a la «persona, al humano», ese que el propio «mago» decía que no había que confundir con el cantante. Una persona «tremendamente generosa» con sus momentos sombríos y alegres que le llevaron a ser inmortal.

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