Lima, 18 dic (EFE).- Un impuesto a las grandes riquezas permitiría recaudar, cuando menos, 26.504 millones de dólares anuales en América Latina, un monto con el que se podría garantizar la cobertura universal y gratuita de la vacuna contra la covid-19 en la región o combatir el hambre en personas de extrema pobreza.
Esta propuesta fue lanzada por la Red Latinoamericana por Justicia Económica y Social (Latindadd), una organización integrada por 24 instituciones y organizaciones sociales de 13 países de la región, en su informe «Ahora o nunca: impuestos a la riqueza y las grandes fortunas en América Latina y el Caribe».
«Este estudio-informe es parte de una campaña que vamos a desarrollar a lo largo de todo el 2021 sobre el impuesto a la riqueza pero, en general, sobre una reforma tributaria para enfrentar la pandemia y la pospandemia», señaló a Efe el coordinador general de Latindadd, Carlos Bedoya.
MÁS POBRES, MÁS MILLONARIOS
El documento remarcó que la crisis causada por la pandemia hará retroceder en más de 15 años la lucha contra la pobreza en la región, ya que a finales de este año unos 45 millones de personas habrán caído en la pobreza mientras que el producto interno bruto (PIB) se desplomará cerca de un 9,1 %.
A pesar de ello, los milmillonarios de la región aumentaron su riqueza en 48.200 millones de dólares durante el periodo más estricto del confinamiento y «fueron los grandes ganadores de la crisis», según el texto de autoría de la economista Rosa Cañete.
«Ese es un dato que ya rebalsa lo que para nosotros es una permanente inequidad en la distribución del ingreso: América Latina es la región que siempre ha sido la más inequitativa en la distribución del ingreso, el 10 % más rico capta 22 veces más la renta nacional que el 10 % más pobre, el 1 % de los más ricos obtiene el 21 % de los ingresos de toda la economía», agregó Bedoya.
El representante consideró que esto «es inmoral cuando mucha gente ha perdido su empleo, sus ingresos, su vida» y, por ese motivo, este «es el momento de modificar la estructura tributaria».
IMPUESTO PARA MEJORAS
De acuerdo con Latindadd, una estimación «conservadora» indica que un impuesto a las grandes fortunas tendría un potencial de recaudación en 20 países de la región de 26.504 millones anuales, aunque podría llegar al doble de ese monto.
Con ese dinero, añadió el documento, se podría cubrir el acceso gratuito y universal a la vacuna contra el virus SARS-CoV-2 en Latinoamérica, con lo que se salvaría la vida de hasta 2,5 millones de personas, o financiar un bono contra el hambre en personas de extrema pobreza durante 6 meses en el continente.
Bedoya sostuvo que la crisis causada por la pandemia «pone por delante la primera tarea de corregir la falta de reforma fiscal de los últimos 30 años» en la región, que debe «gravar a las grandes fortunas», pero también «subir las tasas a todo lo que son las rentas de capital, los dividendos de los accionistas, por ejemplo».
«No estamos hablando de dinero productivo que va a la inversión, porque mucho se dice: cómo van a gravar en este momento si se necesita que las empresas inviertan. No nos estamos refiriendo al capital de inversión, sino a lo que se reparte a los accionistas, a lo que se acumula», explicó.
GOLPE A ARCAS PÚBLICAS
La crisis causada por la pandemia también está golpeando las arcas públicas, ya que la recaudación disminuirá del 18,5 % del PIB regional en 2019 a un 17 % este año, indicó el informe de Latindadd.
«Esta baja genera Estados nacionales con poca capacidad de incidir en la distribución del ingreso, en la garantía de derechos económicos, sociales y culturales y, por lo tanto, también en la respuesta a la crisis», acotó.
En ese sentido, Latindadd indicó que el 50 % de los ingresos tributarios de la América Latina y el Caribe proviene de impuestos al consumo «que no discriminan entre ricos y pobres y por lo tanto llegan a aumentar la desigualdad», mientras que en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) «dependen tan solo un 33 % de este tipo de impuestos».
Por ese motivo, Bedoya reiteró que «la primera opción es grabar a las rentas de capital de manera más eficiente», además de analizar un impuesto a la gerencia y revisar el impuesto a las casas de lujo y a las grandes concentraciones de tierras, con excepción de las comunidades campesinas.
La organización ha calculado que con un impuesto de 2 % por encima del millón de dólares «de manera muy conservadora» se podría recaudar los 26.000 millones de dólares y con la revisión del impuesto predial un estimado de 22.000 millones de dólares al año.
UN TEMA POLÍTICO
El representante remarcó que «el tema tributario es el más político de la economía, porque tiene que ver con cuánto no cobras, sobre todo a sectores donde actúan las elites del poder económico».
De esa manera, señaló, se ha generado «una masa crítica y una serie de ideas que de alguna manera soportan el argumento de que no es eficiente cobrar impuestos a las riquezas, porque se va la inversión».
«Hay una distorsión ahí entre lo que es inversión y riqueza acumulada, o que los estados son corruptos o que se recauda muy poco en los países en que se cobra en América Latina. Hay un argumento político, no técnico, porque todas esas afirmaciones normalmente no tienen un sustento empírico o de estudios», remarcó.
En ese sentido, el impuesto a la riqueza alcanzaría «al 0,1 % de la población», pero se han generado «ideas en la población y en la clase media de que esto no es conveniente».
INICIATIVAS EN PAÍSES
Latindadd planea reunirse con parlamentarios de países como Chile, donde ya hay un proyecto de impuestos para los superricos, mientras que en Perú hay proyectos que se dirigen a «una base más grande», al comprender a cerca del 10 % de la población, detalló.
El impuesto «en Uruguay ya existe, en Colombia ya existe», agregó Bedoya tras decir que en Bolivia y Argentina también hay impuestos al patrimonio neto, por lo que concentrarán su campaña «en esos países en los que falta aprobar», entre ellos los de Centroamérica.
«El objetivo de la política tributaria es generar igualdad y en los últimos años eso ha sido todo lo contrario, si no es ahora ¿cuando?. «Ahora o nunca», es el título de nuestro informe», recordó.
David Blanco Bonilla