Bogotá, 22 ene (EFE).- El oleoducto Caño Limón-Coveñas, uno de los principales de Colombia, sufrió este viernes un atentado en una zona rural del departamento de Arauca, fronterizo con Venezuela, ante lo cual las autoridades activaron un plan de contingencia para evitar la propagación del fuego.
El atentado que fue perpetrado en la aldea de Miramar, que forma parte del municipio de Saravena, provocó un voraz incendio y una gigantesca nube de humo negro, así como un derrame de crudo que hasta el momento no ha afectado ningún cuerpo de agua ni a la comunidad que vive en las zonas cercanas a la emergencia.
«Rechazamos enfáticamente este ataque contra el oleoducto Caño Limón que genera afectaciones sociales, ambientales y económicas, y que atenta contra las familias y los niños del municipio de Saravena», afirmó Héctor Manosalva, presidente de Cenit, compañía de transporte y logística de hidrocarburos.
La situación, atendida por bomberos y el consejo municipal de gestión del riesgo de Saravena, produjo una caída de presión que fue detectada en la planta Banadía de la petrolera estatal Ecopetrol, ubicada en esa localidad.
El personal técnico de Cenit hará una inspección y evaluará lo ocurrido cuando el Ejército asegure la zona «atendiendo lo establecido en el plan de contingencia».
Manosalva lamentó el incidente, especialmente cuando el país vive una crisis por la pandemia de la covid-19 que hace «más complejo adelantar las reparaciones con personal técnico en territorio».
«Esta etapa que vivimos los colombianos debe llamarnos a priorizar la vida y la integridad de las personas, así como el cuidado del medio ambiente», sostuvo el funcionario.
El oleoducto Caño Limón-Coveñas, de 770 kilómetros de longitud, transporta el petróleo desde los pozos de Arauca hasta Coveñas, un puerto colombiano en el mar Caribe.
VIOLENCIA EN ARAUCA
Según Ecopetrol, en Arauca han sido perpetrados cuatro ataques contra la infraestructura petrolera en lo que va corrido del 2021.
En enero del año pasado, Human Rights Watch (HRW) denunció en un informe que en Arauca y el vecino estado venezolano de Apure la población está a merced de grupos guerrilleros y otras organizaciones armadas que cometen todo tipo de abusos.
Con testimonios de un centenar de habitantes, HRW documentó abusos en ambos lados de la frontera por parte de la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN), una disidencia de las desmovilizadas FARC y las venezolanas Fuerzas Patrióticas de Liberación Nacional (FPLN).