Recientemente, el Banco Mundial (BM) publicó un informe denominado “Mujer, empresa y derecho 2021”, en el cual evalúa la legislación de todos los países del mundo en cuanto a la equidad entre mujeres y hombres en cuestiones atinentes a temas laborales y de negocios.
Casi paradójicamente, Paraguay se encuentra bien puntuado en este indicador, por encima de países como México o EE.UU.
Sin embargo, claramente en la práctica la brecha entre ambos géneros sigue siendo distante, lo cual se evidencia en las estadísticas salariales publicadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Según indicó el propio Banco Mundial en su informe, los puntos flojos en este orden de ideas para las mujeres paraguayas tienen que ver con reivindicaciones laborales concernientes a la maternidad y las jubilaciones.
Legislación para crianza de los hijos
En el caso específico de la puntuación para maternidad, la metodología usada por el informe toma algunas preguntas como la cantidad de semanas remuneradas de licencia que tiene la mujer luego de un parto y el cumplimiento efectivo de este tipo de políticas públicas.
Por otra parte, se hace la pregunta de si el gobierno administra el 100% de los beneficios por maternidad. Esto en Paraguay corre por cuenta de la previsional estatal, que si bien es de pertenencia del Estado, solamente corresponde a las personas aseguradas bajo el régimen del Instituto, en un contexto de gran informalidad laboral en todas las líneas.
Una de las preguntas fundamentales que plantea el Banco Mundial en su análisis de derechos laborales para hombres y mujeres es si existe una licencia por paternidad, que si bien está legislada en Paraguay, todavía tiene un bajo nivel de implementación y, además, es solo por 14 días, corriendo por cuenta exclusiva del empleador.
La falta de una equidad entre las licencias de hombres y mujeres podría ser uno de los elementos preponderantes para la diferencia salarial entre ambos géneros, ya que ante una “igualdad de costos” para los empleadores en caso de maternidad y paternidad, no existiría básicamente ningún otro motivo que aliente a pagar más a los varones.
Otro de los cuestionamientos que se plantean es el siguiente: ¿Está prohibido el despido de trabajadoras embarazadas?, lo cual también se debe poner en duda para el caso paraguayo.
Es de público conocimiento, que si bien el despido en este contexto está prohibido, en la práctica ocurre o se practican fórmulas “alternativas” como la suspensión de los contratos.
Pensiones
Para el caso de las pensiones por jubilación, el informe tiene en cuenta el tiempo que debe transcurrir para que hombres y mujeres se puedan jubilar, y las posibilidades reales que tienen de llegar hasta este descanso.
En Paraguay existe un gran nivel de informalidad que afecta fuertemente a las mujeres, lo cual las aleja de la posibilidad de acceder a la jubilación.
Trabajos como el empleo doméstico o el cuidado de ancianos, frecuentemente ocupados por mujeres en nuestro país, casi nunca se encuentran acompañados de la formalización en el pago a una caja previsional, ni pública ni privada. Además, la remuneración promedio está lejos de ser la suficiente como para buscar algún tipo de jubilación desde el sector independiente.
En resumidas cuentas, se podría llegar a afirmar que, inclusive, gran parte de la legislación en la materia de igualdad entre hombres y mujeres existe en Paraguay y de allí la buena ubicación que pudo obtener el país en el ránking del Banco Mundial sobre el tema.
Sin embargo, en la práctica muchas de las mismas no son llevadas a cabalidad y, por ende, no cumplen la función tuitiva que tienen como espíritu fundamental estas normas ante la vulnerabilidad de las mujeres en el contexto.
Brecha salarial
Por otra parte, datos publicados por la anterior Dirección General de Estadísticas y Censos (Dgeec) revelan que los ingresos de las mujeres son en promedio menores a los de los hombres, tanto en el sector agropecuario como en el industrial y el de servicios.
En el caso del sector primario, que incluye a la agricultura y a la ganadería principalmente, las mujeres ganan en promedio unos G. 2 millones por mes, mientras que la media de los hombres es de G. 2,6 millones. Para las empresas industriales se da la misma tendencia, con un promedio de G. 2,4 millones mensuales para los hombres y de G. 1,8 millones para las mujeres.
Finalmente, en el sector terciario – es decir, el de servicios -, los varones tienen un ingreso medio de G. 3 millones, mientras que las mujeres perciben G. 2,1 millones.