Brasilia, 26 may (EFE).- Los sindicatos brasileños protestaron este miércoles contra las privatizaciones que promueve el Gobierno del presidente Jair Bolsonaro y exigieron aumentar los subsidios a los más pobres, los más afectados por la pandemia de covid-19.
La protesta fue realizada a las puertas del Congreso y precedió a la entrega de un documento a las autoridades parlamentarias, en el que se volcó una llamada «agenda de emergencia» con propuestas que abarcan asuntos políticos, económicos y sanitarios, estos últimos referidos a una pandemia que ya mató a más de 450.000 brasileños.
En ese sentido, reclamaron ampliar el programa de vacunación contra el coronavirus, que en Brasil avanza a paso de tortuga, a los trabajadores de sectores más expuestos a la pandemia, entre los que citaron el transporte y el comercio.
También expresaron su respaldo a las suspensiones temporales de las actividades económicas adoptadas por gobernadores y alcaldes, a pesar de que son rechazadas por el Gobierno de Bolsonaro, a fin de ayudar a contener los contagios de covid-19 en momentos en que los especialistas alertan de una nueva ola de la pandemia en el país.
Como contrapartida, demandaron un aumento del valor del subsidio aprobado por el Gobierno a los más pobres en el marco de la crisis sanitaria, que hoy oscila entre 150 y 375 reales (30 y 75 dólares).
Los sindicatos exigen que se restablezca el mínimo de 600 reales (120 dólares) que estuvo en vigor durante buena parte de 2020, pero que fue reducido debido a un agravamiento de la situación fiscal, causado también por el impacto económico de la pandemia.
Otra demanda de las organizaciones obreras es la interrupción del proceso de privatizaciones que promueve el Gobierno de Bolsonaro en el marco de su agenda económica liberal, que tiene como próximo paso la empresa Eletrobras, la mayor generadora de energía de Brasil y una de las principales distribuidoras de electricidad.
Según los sindicatos, las privatizaciones agravarán aún más las ya elevadas tasas de desempleo, hoy en torno al 14 % y que, según ha admitido el propio Gobierno, sólo caerán en la medida en que avance el proceso de vacunación y la economía se recupere.
En el acto participaron unas 300 personas, un número reducido pero que las organizaciones sindicales justificaron con las medidas necesarias para impedir aglomeraciones en tiempos de pandemia.
Aun así, en los últimos años los sindicatos han perdido buena parte de su influencia, al punto de que, según datos oficiales, hoy apenas el 10 % de los trabajadores está afiliado a algún gremio.
No obstante, el movimiento sindical ya se articula de cara a las elecciones de 2022, en las que Bolsonaro buscará un nuevo mandato de cuatro años, aunque incipientes encuestas presentan como favorito al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, único dirigente obrero que consiguió llegar al poder en Brasil.