Río de Janeiro, 9 jun (EFE).- El Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE), órgano antimonopolio de Brasil, aprobó este miércoles la venta por 1.650 millones de dólares al fondo de inversiones Mubadala Capital, de Emiratos Árabes Unidos, de la primera de ocho refinerías ofrecidas por la brasileña Petrobras.
El regulador responsable por la libre competencia en Brasil aprobó la negociación sin ninguna restricción, según una decisión publicada este miércoles en el Diario Oficial de la Unión.
Se trata de la Refinería Landulpho Alves (RLAM), localizada en el estado de Bahía y que tiene una capacidad de procesamiento de 333.000 barriles de petróleo por día (14 % de la capacidad total de refino de petróleo de Brasil).
Esta refinería es la primera de ocho que Petrobras, la mayor empresa de Brasil, incluyó en su ambicioso plan de desinversiones.
La petrolera calcula que tras la venta de 8 de sus 13 refinerías permanecerá con una capacidad de refino de 1,15 millones de barriles por día, prácticamente la mitad de su actual producción.
El CADE aprobó la venta de la RLAM pese a que el Tribunal de Cuentas de la Unión llegó a cuestionar la operación por considerar que fue vendida por un valor por debajo del mercado, hipótesis que también defienden los sindicatos de Petrobras.
El órgano antimonopolio, sin embargo, consideró esta acusación improcedente y dio su visto bueno al negocio, que aún depende de la aprobación de la Agencia Nacional de Petróleo (ANP).
Según el CADE, como el grupo Mabadal aún no actúa en el sector de refino en Brasil, no hay ningún motivo para temer que pueda amenazar la libre competición en caso de que asuma el control de la refinería.
Para la Federación Única de los Petroleros (FUP), principal sindicato de los empleados de Petrobras, el CADE «se equivoca» al permitir que la mayor y más estratégica empresa del país se deshaga de sus activos.
Petrobras, controlada por el Estado pero con acciones negociadas en las bolsas de valores de Sao Paulo, Nueva York y Madrid, puso en marcha en 2019 un plan para vender ocho refinerías, responsables por la mitad de la capacidad de refino del país.
La venta forma parte de un ambicioso plan de desinversiones con el que la petrolera pretende reajustar su tamaño y su enorme deuda y concentrarse en actividades más estratégicas y rentables, como la explotación de petróleo y gas en las gigantescas reservas que tiene en aguas muy profundas del océano Atlántico.