Brasilia, 16 sep (EFE).- El Gobierno brasileño elevó este jueves sus previsiones para la inflación en 2021, que pasaron del 6,2 % inicial al 8,4 %, pero mantuvo su proyección de que la economía del país crecerá este año un 5,3 %.
Los datos constan en un documento difundido por el Ministerio de Economía y servirán como base para ajustar algunos cálculos del proyecto de presupuestos para 2022, enviado por el Gobierno al Parlamento el 31 de agosto pasado y que deberá ser discutido y aprobado antes de fin de año.
Una de las probables correcciones será sobre el salario mínimo previsto en el proyecto inicial, que proponía un aumento del 6,2 %, equivalente a la inflación anteriormente calculada, y que llegaría así en 2022 a 1.169 reales (hoy unos 224 dólares).
Ese ajuste aumentaría el gasto salarial del Gobierno y afectaría a la previsión de déficit para el año próximo, calculado hasta ahora en un 0,5 % del producto interno bruto (PIB), una meta que, de ser alcanzada, supondría una notable mejora respecto al 1,8 % que se prevé para este año.
Asimismo, la nueva previsión de inflación y su impacto en los presupuestos dificultaría los planes del Gobierno para la creación de un nuevo plan de asistencia a los más pobres, que sustituiría el programa Bolsa Familia, creado en 2003 durante la gestión del entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
En el proyecto de presupuestos remitido al Parlamento en 2003 se incluyó una previsión de subsidios para unas 14 millones de familias de bajos recursos cifrada en 90.000 millones de reales (hoy unos 17.330 millones de dólares), equivalente al 0,5 % del PIB.
La intención del Gobierno de Jair Bolsonaro, sin embargo, es sustituir el Bolsa Familia por el programa ya bautizado como Auxilio Brasil, y aumentar tanto el valor de los subsidios como el número de beneficiarios.
Sin embargo, eso también dependería de que el Congreso apruebe una propuesta del Ministerio de Economía que plantea postergar por una década el pago de deudas judiciales que el Poder Ejecutivo tiene con terceros y que equivalen también al 0,5 % del PIB.
Esa propuesta enfrenta ciertas resistencias políticas, sobre todo porque en 2022 Brasil celebrará unas elecciones presidenciales en las que Bolsonaro pretende renovar su mandato, aunque hasta ahora todas las encuestas sitúan como claro favorito al expresidente Lula, el mayor antagonista del actual mandatario.