Sao Paulo, 30 dic (EFE).- La pandemia de coronavirus, las incertidumbres políticas y el impacto inflacionario han castigado con fuerza a la Bolsa de Sao Paulo este año, que ha cerrado el ejercicio con una caída anual del 11,93 % en su principal indicador.
El Ibovespa cerró 2020 con 119.017 puntos y terminó este año con 104.822 unidades, el peor resultado desde 2015, cuando acabó con una caída del 13,31 %, aunque al año siguiente se recuperó y terminó el ejercicio con un avance del 38,94 %.
Queda corta la conclusión de que la covid-19 ha sido el principal responsable de la pérdida de valor de las acciones brasileñas, porque en 2020, el primer año de impacto de la pandemia, el Ibovespa logró salvar la cara y terminó con un avance del 2,92 %.
Ha sido un año irregular, tan irregular que el 6 de junio de este año el Ibovespa cerró la jornada con un récord histórico, de 130.776 puntos, y tuvieron que pasar seis meses para que el 1 de diciembre pasado registrara el mínimo anual, de 100.774 unidades.
Entre los principales índices sectoriales, el financiero retrocedió un 25,01 %, el industrial avanzó un 3,98 % y el de materiales básicos ganó un 13,11 %.
El segundo semestre ha sido especialmente negativo para el mercado bursátil brasileño, el más importante de Latinoamérica, por un cóctel de razones internas y externas que ha sembrado pesimismo entre los operadores.
Además de la pandemia, Brasil sufrió en carne propia los temores de inflación que han impactado globalmente, con índices que están próximos al 10 % interanual y temores de que no habrá un alivio en los próximos meses.
Y eso ha impactado en otros indicadores muy próximos al bolsillo de los brasileños: el IGP-M, un índice que se utiliza frecuentemente para revisar los alquileres, cerró el año con un aumento del 17,78 %, lo que implicará nuevas preocupaciones para el ciudadano común.
Esa inflación ha hecho que el Banco Central siguiera revisando al alza las tasas de interés de referencia, y actualmente los depósitos interbancarios con plazo enero se sitúan en el 11,82 %, con señales de que habrá un aumento continuado en los próximos años.
El parqué paulista también ha recibido con mal humor el ruido político con vistas a las elecciones generales de octubre de 2022, que ha forzado al presidente Jair Bolsonaro a acudir a las arcas públicas para aprobar medidas sociales con tinte electoral.