Tegucigalpa, 19 feb (EFE).- Las oportunidades de empleo en Honduras «son tan raquíticas que la gente no tiene posibilidad de una vida digna», dijo este sábado a Efe el director de la Pastoral Cáritas de la Iglesia católica, German Cálix, quien además considera que del Gobierno que preside Xiomara Castro se esperan cambios.
Hay zonas con «trabajos no permanentes, ocasionales, en lo que llaman agroindustrias para la exportación, pero los jóvenes trabajan tres meses, luego los sacan y deben esperar otros tres para que los vuelvan a emplear. Trabajan seis meses al año sin prestaciones, sin aguinaldo, únicamente el salario», agregó.
Ante esa realidad, la gente joven trabaja para vivir, pero al tener la oportunidad de emigrar lo hace, se mueve a España, aunque la mayoría a Estados Unidos, con la mira de que necesitan tener posibilidades de un ascenso social más grande, subrayó el religioso.
CAMBIOS CON EL NUEVO GOBIERNO
En su opinión, la llegada de Xiomara Castro al poder supone para los hondureños una puerta abierta para que el país inicie un proceso de cambio que favorezca a los pobres.
Para las clases media y alta, agregó, la situación del país es un problema político, ideológico, jurídico, de establecer un Estado de derecho, que las reglas estén claras, que no sea corrupto, que sea honesto y transparente. Para la gente de abajo son dos cosas fundamentales: posibilidades de trabajar y seguridad para su vida.
«Las dos grandes aspiraciones de la población a nivel de departamento o comunidades se resumen en que el Gobierno abra más oportunidades de empleo y que se le facilite a la gente trabajar con dignidad, con posibilidades, no de enriquecerse, sino de tener los medios necesarios para vivir», recalcó.
Según diversas fuentes, en Honduras, el 70 % de sus 9,5 millones de habitantes viven en la pobreza, y el desempleo y subempleo afectan a alrededor de dos millones de personas.
La Iglesia católica incluso ha reiterado que la corrupción es una de las principales causas de la pobreza que sufre Honduras.
CASTRO INICIÓ MAL POR DIVISIÓN EN SU PARTIDO
Sobre el Gobierno que desde el 27 de enero preside Castro, Cálix lamentó que haya tenido un «mal inicio» por la división entre los 50 diputados que obtuvo el Partido Libertad y Refundación (Libre, izquierda) al momento de elegir la junta directiva del Parlamento para el período 2022-2026, compuesta por 128.
Eso creó una crisis al ser electas dos directivas, una de ellas al frente de Luis Redondo, con el apoyo Castro, aunque él sea diputado del Partido Salvador de Honduras (PSH).
Redondo fue propuesto por el presidente del PSH, Salvador Nasralla, como parte de una alianza, solamente para la fórmula presidencial, que hizo con Xiomara Castro y Libre, en octubre, con la idea de sacar del poder al Partido Nacional, que llevaba 12 años consecutivos, los últimos ocho al frente de Juan Orlando Hernández.
La crisis en el Parlamento, según Cálix, «ha sido un golpe para toda la hondureñidad», porque de alguna manera nos pone en ascuas lo que está pasando, incluso con cierto miedo de que tantas esperanzas que se presentaron iniciando el Gobierno no puedan realizarse».
El religioso dijo además que el pueblo de Honduras «ha sido más sabio que los políticos, ha ido más adelante con ese mensaje claro -al votar por Xiomara Castro- de queremos que las cosas cambien, que las cosas no sigan igual, con unos políticos que realmente siguen viviendo en el pasado y actuando como que estuvieran en el pasado».
Añadió que en la alianza que hicieron Xiomara Castro, Libre y Salvador Nasralla, quien ahora es uno de los tres vicepresidentes del país, hubo errores, como el de negociar la presidencia del Parlamento, cuando eso no le corresponde al poder Ejecutivo.
«Delegar la presidencia del Legislativo bajo un pacto creo que era un mal presagio para Honduras, porque el pueblo votó -el 28 de noviembre- para que el país fuera democrático, no para volver otra vez a dirigir desde el poder Ejecutivo los otros poderes del Estado», subrayó el director de Cáritas.
Con ese tipo de situaciones, Cálix cree que el país estaría volviendo «a un pasado que ha sido negro», del cual los hondureños quieren salir y «que sea claro, totalmente diferente».
Lo que ha pasado en el Parlamento preocupa, porque Libre se divide en lo interno y pierde su fuerza en el legislativo, que quedará totalmente dividido y enfrascado en una lucha entre los mismos partidos (lo que ya está ocurriendo), indicó Cálix.
«Eso no le favorece para nada a la presidenta Xiomara Castro, ni al país, porque muchas leyes que todos esperamos que se puedan derogar, no van a ser posibles con un Congreso que está totalmente dividido y controlado por mucha gente que está tratando de protegerse de la justicia en este momento», apostilló.