Buenos Aires, 23 feb (EFE).- La economía de Argentina logró crecer el año pasado el 10,3 %, poniendo así fin al ciclo de recesión iniciado en 2018 y agravado por la pandemia en 2020, aunque las expectativas de expansión para el presente año se perfilan mucho más moderadas debido a los desafiantes desequilibrios que aún debe resolver el país suramericano.
De acuerdo con el informe mensual de actividad económica difundido este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), un dato que sirve como anticipo provisional para medir la variación trimestral del Producto Interno Bruto (PIB), en diciembre pasado la economía argentina registró un alza interanual del 9,8 %.
En tanto, la actividad económica registró en diciembre un avance del 0,9 % en comparación con noviembre último, su segunda subida consecutiva tras el traspié de octubre (-0,5 %).
Según destacó el Gobierno argentino, la tasa de crecimiento económico lograda el año pasado es la más alta registrada desde el inicio de la serie estadística, en 2004.
Severamente afectado por la pandemia de covid-19, el PIB de Argentina había experimentado en 2020 un desplome del 9,9 %, tras haber caído 2,5 % en 2018 y 2,1 % en 2019.
INDUSTRIA, MOTOR DE RECUPERACIÓN
El informe oficial revela que, de 16 actividades incluidas en el indicador, 14 sectores productivos lograron mejoras interanuales en diciembre pasado, con los sectores de hoteles y restaurantes (43,5 %), transporte y comunicaciones (16,9 %), minería (16,8 %) y agricultura (9,9 %) sobresaliendo por sus magnitudes de crecimiento.
Pero el sector con mayor incidencia en la actividad económica en general fue la industria, que en diciembre pasado logró un avance del 9,9 %, según el Indec.
De acuerdo con un informe del gubernamental Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), la fuerte recuperación industrial argentina acumulada el año pasado, del 15,8 % con respecto a 2020, obedece a varios factores, entre los que sobresalen una «considerable» sustitución de importaciones en ramas como la automotriz, maquinaria agrícola, textil y calzado, entre otras, y al crecimiento de la financiación productiva, que alcanzó en diciembre pasado el mayor nivel en más de tres años.
Según el CEP XXI, la producción fabril argentina logró el año pasado incluso crecer un 7,1 % con respecto a 2019 y el 0,3 % en comparación con 2018.
PERSPECTIVAS MODERADAS PARA 2022
Según el proyecto de Presupuesto 2022, que no logró aval parlamentario, Argentina crecería este año el 4 %, pero los economistas privados que mensualmente consulta el Banco Central argentino para su informe de expectativas pronostican que la economía argentina avanzará 3 % en 2022.
Para la consultora Orlando Ferreres & Asociados, las perspectivas para este año «son mucho más modestas» pues, aun suponiendo que el Gobierno argentino llegue a un acuerdo definitivo de refinanciación con el Fondo Monetario Internacional, «la situación macroeconómica será delicada» ya que, «con las reservas en un nivel muy bajo, la política fiscal y monetaria será necesariamente menos expansiva, y la inflación lejos está de desacelerarse».
«En este contexto, el avance que esperamos del Producto está justificado en primera instancia simplemente por el arrastre estadístico que deja el año que terminó, y descontando ese efecto, anticipamos un año de estancamiento para la actividad económica», dijo la consultora en un informe.
Para el economista Martín Calveira, de la IAE Business School de la Universidad Austral, luego de la recuperación de 2021 el «desafío» de este año en relación al crecimiento «está vinculado con la desaceleración inflacionaria, un menor impulso del gasto público y la coordinación de las expectativas en virtud de evitar una nueva ronda de contracción de la actividad».