Buenos Aires, 15 mar (EFE).- El presidente argentino, Alberto Fernández, prometió este martes que el viernes próximo va a empezar “la guerra contra la inflación en Argentina”, en una semana en la que espera que se apruebe en el Congreso el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y ante las repercusiones económicas del conflicto bélico en Ucrania.
“El viernes va a empezar otra guerra, la guerra contra la inflación en la Argentina. Vamos a terminar con los especuladores y vamos a poner las cosas en orden”, prometió Fernández en un acto en el que se inauguró una estación de ferrocarril en la provincia de Buenos Aires.
Argentina sufre hace décadas de alta inflación que en enero pasado registró un 50,7 % anual y este martes se divulgará el índice de precios al consumidor de febrero pasado que se prevé que todavía esté en niveles altos.
En tanto, las expectativas de mercado para el año trepan al 55 %, por encima del rango de inflación entre el 38 % y el 48 % previsto en el acuerdo alcanzado por Argentina con el FMI.
El pasado 3 de marzo, el Gobierno argentino y el «staff» del FMI anunciaron un acuerdo para un nuevo programa de facilidades extendidas que prevé desembolsos totales por unos 45.000 millones de dólares para que Argentina pueda afrontar los pesados vencimientos derivados del acuerdo «stand by» firmado en 2018, durante el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019).
Para entrar en vigencia, el acuerdo debe ser primer aprobado por las dos cámaras del Congreso argentino y luego por el directorio del Fondo, y se espera que este jueves el Senado le de el visto bueno al acuerdo luego de que Diputados lo aprobara la semana pasada.
El Gobierno defiende un diagnóstico «multicausal» de la inflación en Argentina que es aceptado por el FMI, por lo que el acuerdo prevé acumulación de reservas, estabilidad cambiaria, consolidación fiscal progresiva y una reducción gradual del financiamiento monetario, tasas de interés reales positivas y políticas de precios e ingresos.
ALIMENTOS
Fernández indicó que la guerra “como la que se ha desatado a partir de la invasión de Rusia sobre Ucrania” tiene repercusiones en todo el mundo y que a la Argentina llegan “en forma de complicaciones económicas”.
“La mayor complicación económica que sufre el mundo es que esa guerra ha desatado una lucha tremenda en los alimentos” y que los precios de los alimentos “vuelan en todo el mundo”, dijo Fernández.
Estas declaraciones siguen a la decisión adoptada por el Gobierno de Alberto Fernández de cerrar temporalmente el registro oficial para realizar nuevas exportaciones de harina y aceite de soja, productos de los que el país suramericano es el primer exportador mundial.
Una medida que la industria entiende como un paso previo a una eventual subida en la alícuota de los derechos de exportación que cobra el Estado a los envíos de harina y aceite de soja que hoy es del 31 % y cuyo ingreso extra, se especula, se usará para subsidiar el precio del pan.
En tanto, el Gobierno ha creado un fideicomiso para que las exportaciones de trigo estabilizar los precios del paquete de harina de trigo y los fideos secos y otro para el aceite de soja y girasol para sostener un precio accesible de los aceites envasados para los consumidores finales.
