La Paz, 4 may (EFE).- La disminución de ingresos, el aumento del trabajo por cuenta propia junto al acceso a la salud o a la educación a distancia son algunos de los aspectos analizados en un estudio del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) sobre el impacto de la pandemia en Bolivia en 2021.
Para el «Informe Pobreza Multidimensional y efectos de la crisis del COVID-19 en Bolivia 2021» se efectuaron consultas presenciales a mayores de 18 años de 878 hogares en los 9 departamentos entre mayo y julio del año pasado, informó a Efe este miércoles la investigadora del Cedla Giovanna Hurtado.
La pobreza multidimensional no solo se refiere a la pobreza monetaria relacionada a la insuficiencia de ingresos sino que toma en cuenta el «acceso desigual de recursos, monetarios o no, servicios, protección social, acceso al poder y la voz o seguridad humana, entre otras dimensiones», explicó.
El estudio establece que en promedio siete de cada diez hogares tiene un ingreso que llega hasta los 460 dólares al mes, equivalente a 1,5 salarios mínimos en Bolivia, esto difiere a seis y ocho según se tome como referencia la ciudad o el campo, respectivamente.
«Siete de cada diez hogares son pobres multidimensionalmente», indicó Hurtado.
Además, «el 60 % de los hogares han visto disminuir sus ingresos monetarios (…) y a 8 de cada 10 diez no les alcanzaba para llegar a fin de mes», remarcó la experta.
La investigadora también mencionó que en 2021, en relación al tiempo previo a la pandemia, hubo un «predominio de contrataciones temporales» y «tercerización», que muchos tuvieron que renunciar a algunos beneficios laborales mientras que otros «se han incorporado al trabajo independiente».
En otros aspectos como la salud, el estudio arrojó que uno de cada tres entrevistados dijo haberse contagiado con la covid-19 y que «un porcentaje muy reducido dice haber recibido atención en una caja de salud o seguro público» y que tuvo que curarse en su casa.
Por su parte, en cuanto a la educación, Hurtado mencionó que tanto maestros como alumnos «no tenían ni los medios ni las capacidades para hacer frente a una educación virtual».
Otro aspecto notorio es que «dos de cada diez hogares enfrentaron la falta de alimentos para desayunar, almorzar o cenar, y otros tres de cada diez disminuyeron el consumo de alimentos nutritivos».
La investigación también muestra que uno de cada cuatro consultados aseguraron que no pertenecen a una organización sindical o gremial y que esto puede deberse a «falta de interés», «tiempo» o que «estas instituciones no representan sus intereses y no les resulta útiles», aseguró Hurtado.
También se establece que el trabajo doméstico, no remunerado, está a cargo mayoritariamente de mujeres y que esto aumentó tras el cierre de escuelas y centros de educación inicial.
Aunque el estudio no establece una medición general de la población boliviana, Hurtado señaló que podrían haber «niveles más altos» a los que se encontró en un estudio anterior que estableció que el 62 % en Bolivia era «pobre multidimensional».
Hurtado concluyó mencionando que uno de los hallazgos principales es que «la economía de los hogares ha sido la más afectada» en el segundo año de la pandemia.