Ituango (Colombia), 20 oct (EFE).- En una caverna perforada bajo una montaña de la Cordillera Occidental miles de obreros trabajan las 24 horas del día para poner a tiempo en operación la central hidroeléctrica de Ituango, que será la mayor de Colombia y cuya construcción ha estado rodeada de dificultades y polémicas.
Cuando esté con sus ocho turbinas funcionando, Hidroituango tendrá una capacidad instalada de generación de 2.400 megavatios, «equivalente al 17 % de la demanda de energía que tiene el país», explica a periodistas el ingeniero William Giraldo, vicepresidente de Proyectos de Generación de Energía de Empresas Públicas de Medellín (EPM), dueña de la obra.
La obra comenzó en 2010 y debía estar concluida en 2018 pero el derrumbe de un túnel de desviación del río Cauca, ocurrido el 28 de abril de ese año, obligó a los constructores a inundar la casa de máquinas, que estaba casi terminada, para evitar que el agua destruyera el muro de la presa que entonces estaba en construcción.
«El proyecto hoy está un poco más adelantado de lo que lo teníamos en 2018. En abril de 2018 lo teníamos a seis o siete meses de entrar en servicio, y hoy estamos a dos meses», agrega Giraldo, quien tiene a su cargo el desarrollo de Hidroituango.
INICIO DE OPERACIONES
Los constructores confían en que el 30 de noviembre pueda entrar en operación la primera de las ocho turbinas de la central cuya presa, de 225 metros de altura, se levanta en un cañón de un macizo montañoso en la localidad de Ituango, departamento de Antioquia (noroeste).
«Toda la obra civil y el equipo electromecánico están en un 90 % de avance; la unidad uno está en un 95 % y la dos, en un 92 %. Estamos esforzándonos por ponerla en servicio antes del 30 de noviembre», explica Giraldo.
Otras dos turbinas deben empezar a operar en el último trimestre de 2023, tres más en 2025 y la última en diciembre de 2026.
Sin embargo, son cautelosos con las pruebas porque además de chequear los equipos eléctricos y mecánicos hay que vigilar el comportamiento de la montaña con la vibración que produzcan las turbinas cuando el agua empiece a circular.
«El agua pasó por la casa de máquinas durante 271 días (…) prácticamente circularon por allí 1.200 metros cúbicos de agua por segundo que son como si le estuviéramos dando con un mazo de 1.200 toneladas por segundo a los tobillos del macizo, eso lo ponía a vibrar, a oscilar», afirma el ingeniero.
IMPREVISTOS COSTOSOS
Además de la inundación, la obra fue afectada por la pandemia, que paralizó los trabajos durante seis meses, así como por protestas y bloqueos de vías en la zona donde se levanta la represa, e incluso por la guerra de Ucrania que retrasó la llegada de unos equipos que venían de Alemania en un barco ruso.
«En la casa de máquinas teníamos 110 millones de dólares en equipos ya instalados y todos esos equipos se perdieron» con la inundación, explica Giraldo mientras muestra la inmensa caverna donde un ejército de 6.500 obreros trabaja las 24 horas en tres turnos.
Debido a esa emergencia, el costo total del proyecto, que era de 11,4 billones de pesos (unos 2.355 millones de dólares de hoy), aumentó a 18,3 billones de pesos (unos 3.778 millones de dólares).
DENUNCIAS SOCIOAMBIENTALES
La obra ha sido denunciada por el Movimiento Ríos Vivos, según el cual «el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de Hidroituango afirma que son más los impactos negativos (24) que positivos (3)» y miles de habitantes de pueblos situados río abajo de la represa «ya están siendo impactadas con el manejo artificial del cauce del río».
Al respecto, el director Ambiental y Social del proyecto, Robinson Miranda, asegura que en EPM están «haciendo las cosas bien en términos ambientales, sociales y de derechos humanos» y durante la construcción han sido invertidos 2,5 billones de pesos (unos 517 millones de dólares) en el plan de gestión social y ambiental.
Debido a los tropiezos, la fecha de inicio de operaciones de la primera turbina ha sido aplazada tres veces este año y el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, enfrascado en una disputa con EPM por el manejo de la empresa, advirtió que «Hidroituango solo prenderá cuando la última prueba nos diga que todo está bien para el proyecto y para la gente».
Jaime Ortega Carrascal