Ovejas (Colombia), 26 nov (EFE).- Como a la gran mayoría de las mujeres colombianas que nacieron en las zonas rurales, la violencia política golpeó a Natalia Vides, una mujer cabeza de familia que en medio de las tribulaciones ha logrado sacar adelante a sus hijas gracias a la elaboración de collares, pendientes y pulseras.
Natalia, de 40 años de edad, vive en el municipio de Ovejas, en los Montes de María, en el norte de Colombia. Es una región montañosa que durante las últimas décadas ha estado afectada por la pobreza y el conflicto armado.
Huérfana desde los 9 años porque su mamá murió al dar a luz a su quinto hijo, siendo una adolescente vio como un grupo paramilitar llegó hasta donde vivía, en el corregimiento (pueblo) de Pijiguay el 6 de septiembre de 1997 y asesinó a seis de sus vecinos y quemó sus viviendas.
En entrevista con EFE, Natalia cuenta que llegó desplazada junto a sus abuelos y sus cuatro hermanos a la cabecera municipal de Ovejas en donde, además de las muchas dificultades, debió enfrentarse a la discriminación por su condición de mujer.
GENERANDO EQUIDAD
Para Natalia ha sido de gran apoyo en su proceso de crecimiento hacer parte del programa Generando Equidad de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (Usaid) en articulación con la corporación Interactuar.
El propósito de este programa es contribuir al acceso financiero a través del microcrédito y al fortalecimiento de entornos saludables para el empoderamiento económico de mujeres emprendedoras y empresarias urbanas y rurales.
La zona de influencia está en los municipios de Cáceres, Zaragoza y Caucasia, en Antioquia; Ovejas, en Sucre y Carmen de Bolívar en Bolívar.
El programa tiene cuatro componentes: Modelo de atención diferencial; microcrédito y educación financiera con lo que se han impactado a 200 mujeres de la zona de influencia; acompañamiento empresarial a 32 mujeres, y por último fortalecimiento de entornos saludables.
En el caso de Natalia se trata de un proceso de acompañamiento en el cual mujeres de entornos urbanos o rurales beneficiarias del programa, mejoran al menos un aspecto de la gestión empresarial de su negocio, que puede ser productivo, financiero, organizacional, contable, legal o comercial.
TRABAJO DESDE MUY JOVEN
«Tenía apenas 13 años cuando empecé a trabajar en el servicio doméstico en una casa de familia, pero siempre mi meta fue salir adelante, estudiar», cuenta Natalia mientras sus manos con gran habilidad van armando una pulsera con la técnica japonesa llamada miyuki, en la que se usan diminutas piezas para hacer bisutería.
Apenas había alcanzado la edad adulta y ya era una madre cabeza de familia con dos hijas que mantener. Hizo un curso de enfermería y alcanzó a trabajar en el puesto de salud de Ovejas seis años, pero al llegar la pandemia de covid-19 abandonó este trabajo por miedo a contagiar a sus abuelos, quienes durante toda la vida la han acompañado.
«Decidí emprender mi propio negocio con la bisutería, pero ninguna entidad me prestaba porque no tenía un marido que me respaldara», relata al describir la frustración que sintió en ese momento, hasta cuando tuvo contacto con el programa de Interactuar y Usaid con el cual está sacando adelante a toda su familia.
Sus ojos brillan cuando manifiesta que «con la asesoría que me han brindado aprendí a cobrar lo que verdaderamente vale mi trabajo».
«Hoy tengo pedidos de varias partes de Colombia e incluso ya he enviado dos internacionalmente, a Chile y a Estados Unidos», dice y anota que una de sus metas es expandir su negocio por fuera de Ovejas, abriendo otra tienda en Barranquilla o Valledupar.
Hugo Penso Correa