Quito, 5 ene (EFE).- Ecuador, que afrontó en 2022 uno de los años más violentos de su historia, mantiene su lucha contra el narcotráfico, el crimen organizado y ahora también el creciente tráfico de personas, aseguró a EFE el ministro del Interior, Juan Zapata.
«Ya no solamente enfrentamos delincuencia común, sino enfrentamos crimen organizado, y eso marca que los niveles de violencia suban» dijo Zapata al señalar que «sobre todo el narcotráfico, genera lucha por territorios, por economías ilegales, por el poder entre las mismas organizaciones y dentro de ellas».
Aseguró que por ello, «en todos los niveles» han tenido datos «no muy alentadores, empezando por la factura altísima que ha pagado la Policía: 71 miembros policiales fallecieron en el cumplimiento de su misión, un dato que no se ha visto en ningún año».
El año pasado, cerró con alrededor de 25 muertos por cada 100.000 habitantes, la mayor parte registrados en las provincias «que están en la ruta de la droga», especificó.
Cerca del «84 % es violencia criminal vinculadas al narcotráfico», y «no existen denuncias», indicó al señalar que la tasa de muertes violentas la comanda la provincia de Esmeraldas, seguida por el distrito metropolitano de Guayaquil, Santo Domingo, Guayas, El Oro, Manabí, Los Ríos, Santa Elena, «es decir, la ruta de la droga».
INCAUTADAS 202 TONELADAS DE DROGA
«Estamos en una lucha frontal contra el crimen organizado, sobre todo el narcotráfico», apuntó antes de cifrar en más de 202 las toneladas de droga incautada en diferentes operativos el año pasado, la mayor parte cocaína.
Con esas incautaciones -que en su mayoría iban a Europa- Zapata calcula que se ha evitado que «1.888 millones de dosis» lleguen al mercado.
Un kilo de droga en Europa cuesta 55.000 dólares, y la misma cantidad en América bordea los 25.000 dólares, calculó al hablar de las afectaciones a la economía criminal por los decomisos.
Destacó la importancia del apoyo de los militares a la Policía, y apuntó que durante el estado de excepción en Guayas, Esmeraldas y Santo Domingo de los Tsáchilas, decretado a principios de noviembre pasado, por 45 días, se logró detener a 158 cabecillas de bandas de delincuentes con poder en territorio.
«El 97 % de ellos están con prisión preventiva y otros con medidas sustitutivas», puntualizó.
En noviembre se sucedieron varios ataques en las mencionadas provincias, algunos de ellos con explosivos, que el Gobierno atribuyó a una respuesta del crimen organizado a su lucha contra el narcotráfico.
El estado de excepción en esas provincias logró contener, e incluso bajar, los porcentajes de muertes violentas, dijo Zapata.
De acuerdo al ministro, avanzan en operativos de seguridad, con controles también en las fronteras pues «las armas nos ingresan desde la frontera sur, la ruta de la droga nos viene desde el norte».
OPTIMISMO SOBRE EL FUTURO CERCANO
Zapata se mostró «optimista» para 2023 porque están fortaleciendo el brazo operativo de la Policía: el 30 de octubre graduaron a 1.564 policías, al momento hay 8.500 aspirantes y prevén hacer un llamado en las próximas semanas para 10.000 policías más.
Con ello, también se reforzarán controles en otros temas, como la migración ilegal.
«Necesitamos un equipo que investigue qué está ocurriendo» pues, por ejemplo, ha aumentado de 3.000 hasta unos 41.000 el número de turistas ecuatorianos a Nicaragua: «Algo está pasando, hay que investigar porque eso es crimen organizado también».
En la entrevista con EFE, Zapata calculó que para 2024 podrían contar con entre 80.000 y 82.000 efectivos de policía.
Por otra parte, Zapata basa su optimismo en la mejora en temas de seguridad en el plan en marcha para adquisiciones para logística, protecciones, vehículos y armamento.
Asimismo, planean la creación de cuarteles intermedios para hasta 400 elementos policiales, que tengan todas las seguridades.
«La seguridad -dijo- tiene que tomar las precauciones de acuerdo a los niveles de violencia: Ecuador ya ha tenido actos terroristas, ya tiene niveles de violencia criminal elevados, por lo tanto el enfoque de leyes, de equipos de seguridad y, sobre todo, de instituciones, tienen que estar acorde a estos niveles de violencia».
Pero recalcó que Ecuador no está tomado por la criminalidad, aunque hay sectores que presentan complicaciones, donde se concentran las luchas entre bandas.