Río de Janeiro, 11 ago (EFE).- El Cristo del Corcovado, la más icónica imagen de Brasil en el mundo, abrirá de nuevo sus puertas al público este sábado, así como el cerro de Pan de Azúcar, el acuario y la rueda gigante, otras de las principales atracciones turísticas de Río de Janeiro, tras cinco meses de inactividad por la COVID-19.
Con descuentos y estrictas medidas de seguridad, los sitios más visitados de la «cidade maravilhosa» se unen a la nueva normalidad que se vive en Río desde hace mes y medio, cuando las autoridades comenzaron la reactivación gradual de las actividades económicas, confirmaron este miércoles los responsables de las atracciones.
Conscientes de las dificultades sanitarias y de logística que existen para que los extranjeros visiten al país, la estrategia está dirigida a captar el turismo interno, tanto del estado de Río de Janeiro como del resto de Brasil.
Para ello, hoy fue lanzada la campaña «Redescubra Río», que anima a visitar las atracciones turísticas de la ciudad más emblemática de Brasil, con precios especiales y descuentos que oscilan entre el 30 % y hasta el 50 % para la población fluminense.
«Vamos a redescubrir la nueva normalidad y a Río, la verdadera capital turística del país. Tenemos todo para volver a ser protagonistas no solo en Brasil, sino también en América» aseguró Sandro Fernándes, director ejecutivo del Pan de Azúcar, durante una rueda de prensa.
Los visitantes tendrán que acoplarse a las medidas básicas exigidas para evitar la propagación del virus, como el uso obligatorio de tapabocas, el control de la temperatura antes de ingresar a las atracciones y mantener una distancia mínima de dos metros entre personas.
Los sitios turísticos fueron autorizados a reabrir en Río por la Alcaldía a finales de julio, pero los responsables prefirieron observar la reacción del público en otros sectores como los centros comerciales o las experiencias en otros países, como España y Portugal.
«En Portugal, por ejemplo, no era necesario el uso obligatorio tapabocas, solo era recomendado, pero aquí es obligatorio. Si el visitante llega sin máscara, puede adquirir una», explicó Sávio Neves, presidente del Tren del Corcovado.
Los responsables de las principales atracciones decidieron actuar conjuntamente y abrir en la misma fecha y con las mismas medidas de precaución.
Para llegar al Cristo redentor, el tren que sube al cerro del Corcovado funcionará con el 50 % de su capacidad y toda la flota se desinfectará antes de cada recorrido.
Los microbuses que también llevan hasta el Cristo solo operarán con el 30 % de su capacidad.
Para el cerro de Pan de Azúcar, los teleféricos funcionarán con dos tercios de la capacidad -máximo permitido por las autoridades- y al acuario se podrá entrar sólo por una de sus puertas.
En la Río Star, la mayor noria o rueda de la fortuna de Latinoamérica, la más reciente atracción de la ciudad, inaugurada apenas en diciembre pasado, solo podrán ingresar cuatro personas a cada una de las cabinas y no las ocho para las que están diseñadas.
Para todos los casos, las medidas de vigilancia serán reforzadas para evitar aglomeraciones.
El haber parado durante cinco meses las atracciones turísticas de Río de Janeiro, afectó a más de 1.500 personas que trabajan directa e indirectamente con ellas.
«En la Rio Star el impacto fue muy fuerte y, si las cosas se dan como esperamos para diciembre, tendremos solo un 35 % de lo que habíamos presupuestado a comienzos del año», dijo Fabio Bordim, director ejecutivo de la noria.
De acuerdo con las estimaciones del sector turismo, la crisis de la pandemia dejó pérdidas por unos 80.000 millones de reales (unos 14.814 millones de dólares) en Río de Janeiro y a unas 35.000 personas sin empleo.
Por eso las expectativas son realistas y los organizadores no esperan más de un 10 % de incremento de visitantes durante el primer mes, un índice que irá subiendo progresivamente hasta que llegue la vacuna y le ponga freno al coronavirus.