Durante una audiencia pública celebrada esta semana en el Senado, el ministro Gustavo Villate, titular del Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (Mitic), planteó la posibilidad de crear un sandbox regulatorio para monitorear y acompañar el desarrollo de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial (IA).
Esta figura, ya adoptada en otros países, funciona como un entorno de pruebas controlado en el que empresas e instituciones pueden ensayar nuevas soluciones tecnológicas bajo supervisión, con ciertas flexibilidades normativas.
Pero ¿de qué se trata exactamente un sandbox regulatorio? Según el BBVA y el Ministerio de Ciencia de España, se trata de un marco diseñado para facilitar la experimentación de productos, servicios o modelos de negocio innovadores en condiciones reales, pero acotadas.
El nombre proviene del inglés sandbox, que remite a una “caja de arena” donde los niños juegan y prueban libremente; en este caso, se refiere a un espacio controlado que permite desarrollar tecnologías sin el riesgo de incumplir la normativa vigente, fomentando la innovación de manera segura.
El origen de esta figura se remonta al año 2016, cuando la Autoridad de Conducta Financiera del Reino Unido (FCA) lanzó el primer sandbox para el sector financiero, según datos de KPMG.
Desde entonces, más de 50 países han implementado entornos similares en sectores como energía, salud, transporte y, recientemente, inteligencia artificial. De hecho, España fue pionera en establecer un sandbox específico para IA, en colaboración con la Comisión Europea, como parte de un proyecto piloto que permite a empresas probar su cumplimiento con el Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial antes de su entrada en vigor en agosto de 2024.
El interés en esta herramienta no es casual: según el Foro Económico Mundial (WEF), los sandboxes regulatorios permiten reducir la incertidumbre asociada a las tecnologías disruptivas, generar evidencia práctica sobre su funcionamiento y adaptar la regulación a los desafíos que presentan.
En el caso de la IA, el sandbox permite que desarrolladores y autoridades trabajen juntos para definir buenas prácticas, preparar a pymes y startups, y asegurar que las soluciones sean compatibles con el marco normativo europeo.