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22 de noviembre de 2024

La pandemia y los obstáculos para un mayor “efecto derrame” del desempeño agrícola

La incertidumbre que rodea a la gestión de la emergencia sanitaria lleva a que el sector productivo todavía se mantenga cauto a la hora de decidir realizar una inversión, según analistas y referentes.
Se espera que los resultados positivos de la actual campaña sojera permeen menos hacia el resto de la economía, en comparación con lo que podría ocurrir en un escenario de mayor previsibilidad.

ANÁLISIS

La economía paraguaya aparentemente se privará este año de recibir en toda su plenitud el movimiento generado por la producción agrícola.

Si bien se espera que la campaña de soja 2020/2021 arroje resultados satisfactorios – con el consecuente ingreso de divisas por exportaciones –, la incertidumbre en que se sume la gestión de la pandemia de COVID-19 en nuestro país se perfila como un obstáculo para que el dinero proveniente de estas ventas internacionales se traduzca en inversiones que logren dinamizar a otros sectores económicos.

En otras palabras, el “efecto derrame” desde la producción agrícola será menor del que se podía haber propiciado en un escenario de mayor previsibilidad, pues el contexto de emergencia sanitaria lleva a los productores a optar por la cautela y posponer sus decisiones de inversión para un momento de mayor estabilidad.

Este es el análisis que comparte el economista César Barreto, ex ministro de Hacienda y miembro de la fundación Desarrollo en Democracia (Dende).

Reconoce que la soja cerrará en los próximos días un nivel de producción bastante interesante, con alrededor de 9,5 millones de toneladas cosechadas y precios internacionales en incesante suba. No obstante, advierte que la prudencia se interpondrá en el camino de un mejor aprovechamiento de esta coyuntura.

“Hay que ver cómo sale la cosecha. Los precios internacionales ayudan mucho, ingreso va a haber, por más que la cosecha no sea igual que el año pasado”, detalla el profesional.

“Ahora, que ese ingreso tenga un efecto derrame hacia los otros (sectores) va a estar más delicado, no creo que la inversión responda de manera importante: por más plata o ahorros que uno tenga, la situación está para ser muy prudente, eso deprime la actividad por más que uno tenga buen resultado”, agrega.

Barreto ratifica, en consecuencia, la corrección a la baja que aplicarán a la proyección de 3,7% de crecimiento del producto interno bruto (PIB) que habían estimado en Dende para el 2021

A pesar del incremento que tuvo el pronóstico de producción de soja para la presente campaña – desde las 9,2 millones de toneladas que se vaticinó inicialmente –, el mencionado impacto en las inversiones se suma a otros factores para retroceder en las expectativas de recuperación económica, precisa el analista.

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La campaña sojera 2019/2020 había resultado en un récord de 10,6 millones de toneladas. Por este motivo, proyecciones como las del BCP prevén una caída de 6% del PIB agrícola para el presente año, tras un incremento de 9% experimentado el año pasado.

Productores, en cautela

Héctor Cristaldo, presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), coincide con Barreto en la perspectiva de prudencia que seguirá presente en el sector, pues la incertidumbre sobre la llegada de las vacunas contra el coronavirus y el control de la enfermedad no permite trazar un horizonte claro en que se puedan priorizar las inversiones.

“En general hay mucha prudencia, venimos de seis años de malos precios, con dos refinanciaciones – 2015 y 2019 –. Hay gente que todavía tiene deudas y ahora se va a oxigenar con estos precios, financieramente se va a oxigenar y va a poder encarar más tranquilo; y el que ya estaba saliendo de la deuda, o con un nivel de deuda más manejable, probablemente empiece tímidamente a invertir y renovar sus implementos y máquinas”, detalla Cristaldo, respecto a los diversos casos que se viven en el sector.

“Pero con toda la incertidumbre, la falta de vacuna y la falta de perspectiva en el tiempo de cuándo termina esta crisis – se pensaba que en un año o un año y medio íbamos a estar mejor posicionados que lo que estamos –, entonces siempre la prudencia es lo que está primando en las decisiones: nadie quiere arriesgar demasiado”, asevera, a su vez, respecto a la situación actual.

Entre las inversiones que probablemente no se concretarán todavía – por los motivos expuestos –, cita a la compra de maquinarias que demandan un alto monto, como las cosechadoras (que se cotizan por encima de los USD 300.000) o los tractores equipados (que cuestan alrededor de USD 100.000).

“Son inversiones que hacen pensar dos veces, pero cada uno desde su perspectiva y su situación financiera va a ir tomando sus decisiones. La gente ya aprendió que tomar crédito en un escenario de tanta incertidumbre es bastante riesgoso, tomar riesgo en la incertidumbre es una mala mezcla”, explica el dirigente de la UGP.

La actividad en cuestión ya viene resentida desde el año pasado, pues la importación de bienes de capital reportó continuas contracciones en el transcurso de los trimestres. El peor momento se vivió entre abril y junio – los meses de la cuarentena más estricta –, con una caída de 37,2%, según registros del Banco Central del Paraguay (BCP).

La importación de maquinarias, aparatos y motores, realizada de manera importante por el sector agrícula, figura entre las actividades más golpeadas durante el 2020, en el contexto de pandemia. Fuente: BCP

Donde sí se sentirá el “efecto derrame” desde la producción sojera será en los eslabones comerciales y de servicios relacionados con la cadena, destaca Cristaldo. En esta actividad se citan, por ejemplo, los fletes y la venta de repuestos e insumos. “Toda la parte operativa se va a dinamizar, hay otro ambiente en ese sentido”, dice.

Campaña poco habitual

Cristaldo hace un recuento de las características de la zafra sojera que está concluyendo y la califica como “atípica”.

Esto se dio, primero, por las restricciones que también alcanzaron al sector y las readecuaciones que debieron implementar para cuidarse en los tiempos de pandemia; segundo, por las condiciones climáticas un tanto desafiantes; y tercero, por la sorpresa de los precios internacionales.  

Relata que el primer bloque de la siembra tuvo déficit de lluvias y baja productividad, para posteriormente sufrir un exceso de precipitaciones en el momento de la cosecha y el impacto negativo en la calidad del grano.

“El resto, que se sembró ya ni en medio ni tardío, sino que se sembró todo en un bloque grande en octubre, está con unos rendimientos normales, ni muy extraordinarios ni bajos; hay altibajos dependiendo de las regiones”, detalla el representante del sector productivo, también en conversación con MarketData.

“Es una campaña muy atípica, pero creemos que los números van a estar en un intermedio entre lo que fue el 2019 y lo que fue el 2010. No podemos consolidar porque está terminando ahora la cosecha, esta semana terminaría y tendríamos en una semana más los números consolidados con una media ponderada a nivel nacional”, añade.

En cuanto a las expectativas para los precios internacionales, considera que mientras China mantenga su dinamismo, el cambio de panorama dependerá de los números que arroje Estados Unidos en octubre próximo, respecto a su producción de soja.  

“Si a los americanos no les va tan bien, va a haber problemas de oferta y si la demanda de China sigue sostenida, el mercado va a tener una tendencia a mantenerse en subidas. Ahora, si hay sobreoferta y China se desacelera, vamos a caer en los escenarios anteriores”, ensaya Cristaldo, entre los posibles escenarios.

Recuerda que China representa el 67% del consumo mundial de soja, “un jugador muy importante”; y que si bien Paraguay comercializa con el otro 33% del mercado, se recibe indirectamente el impacto a través del precio que se cotiza en la Bolsa de Chicago.  

El precio internacional de la soja sigue en alza y en febrero alcanzó un incremento de 55,9% respecto al mismo mes del año anterior. El valor por tonelada está en torno a los USD 500, mientras que en febrero del 2020 se encontraba cerca de los USD 300, en la Bolsa de Chicago. Fuente: BCP

Resistencia al impacto cambiario

Por otro lado, el presidente de la UGP sostiene que la tendencia a la baja que está experimentando el dólar no afectará de manera importante al resultado de la presente campaña agrícola, debido al elevado nivel de dolarización con que se maneja este negocio.

“Muchos de los costos, más del 60%, está dolarizado: los insumos, las maquinarias, todo se compra en dólares, la soja se compra y vende en dólares; entonces el impacto del tipo de cambio es relativo, tiene su impacto, pero no es tan importante como si el 100% estaba guaranizado”, recalca.

La moneda norteamericana cerró este lunes en un promedio de G. 6.326, según cálculos del BCP. Este indicador se encuentra ya en 8,3% por debajo de los G. 6.900 en que había finalizado el 2020 y con una reducción de 3,5% desde los G. 6.561 en que se encontraba un año atrás.

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