En esta entrevista, Mauricio Cardenas, exministro de Hacienda de Colombia ofrece un análisis sobre la situación económica de Paraguay, resaltando sus logros recientes, como el manejo de la inflación, una política fiscal responsable y un crecimiento económico sostenido que lo posicionan como un modelo en América Latina.
El experto destacó el control del endeudamiento y las políticas del Banco Central, mientras advierte sobre los riesgos del populismo fiscal. También, explora las oportunidades internacionales, como la relación con Estados Unidos y el camino hacia la OCDE, subrayando que estos avances son clave para consolidar el crecimiento hacia adelante.
- ¿Cuál es tu percepción actual sobre Paraguay?
Pienso que Paraguay va bien enrutado. No hay duda de que, en el contexto latinoamericano, hoy se destaca como un país serio, prudente, responsable. Está haciendo bien su trabajo. Por supuesto, esto es el inicio, no podríamos decir que ya llegamos a la meta, pero va por la ruta correcta, por el camino que toca, que es haber controlado la inflación. Me parece un gran resultado.
Aplaudo la decisión del Banco Central del Paraguay de reducir la meta ahora a 3,5%, o sea, hacia dónde debe ir la inflación en el mediano plazo. No van a llegar ahí inmediatamente, pero si en un plazo de dos años yo creo que ya estarán entre 3,5%. Pero para un país, es mucho mejor tener una inflación del 3,5% que una del 4%.
¿Cómo observas el manejo de la política fiscal en Paraguay?
Es un país que ha hecho muy bien su trabajo fiscal. Muchas economías de América Latina todavía tienen grandes desequilibrios fiscales que resultaron de la pandemia y no se han podido corregir. Más bien, las cosas tienden a empeorar, como en el caso de Brasil, México, Colombia.
Un ajuste gradual, un ajuste de hecho sin traumatismos. No es un ajuste tan difícil como el de Argentina, que me parece que cuando un país llega a ese estado, pues es traumático.
- A su criterio, ¿La economía paraguaya se destaca en comparación a los otros países de la región?
Creo que es una economía que está creciendo. A diferencia de América Latina, donde la región crece al 2%, Paraguay crece al 4%. Es el doble del crecimiento promedio de la región. Es mucho mejor que las economías grandes, que están todas por debajo del 3%. Brasil, Colombia, México, todos por debajo del 3%.
Creo que Paraguay va bien. Lo del grado de inversión es como un sello de calidad, es un aval que recibe de una de las calificadoras, Moody’s. Espero que esto se pueda extender a las otras calificadoras, porque realmente en este mundo de las calificaciones se necesitan por lo menos dos para tener la seguridad de que ya cuenta con ese respaldo. Estoy seguro de que las autoridades están en conversaciones, y ojalá Standard & Fitch vayan en esa misma línea que lo que ha hecho Moodys.
Yo creo que los paraguayos deben estar muy contentos, porque la tarea está muy bien hecha, comparado con el resto del curso, que es América Latina, los demás estudiantes de la clase no tienen tan buenas calificaciones.
- ¿Qué consideras que debe hacer Paraguay para garantizar la consolidación de su grado de inversión, especialmente teniendo en cuenta el contexto político latinoamericano?
Hay que mantenerlo por el momento. Esto que es un inicio, es un buen primer paso, que se consolide. Y hay que advertir que estas cosas pueden cambiar. Paraguay puede en cualquier momento tener un obstáculo, un cambio político, que lo haga retroceder. Colombia es un ejemplo de un país que logró el grado de inversión y lo perdió. Entonces, nada de esto está escrito en piedra. Todo esto hay que irlo trabajando y perfeccionando todos los días.
Lo central para no solo conservar, sino consolidar ese grado de inversión; uno, que no se vaya a contagiar Paraguay del populismo fiscal latinoamericano. Tenemos ahí un virus latinoamericano, que es el populismo, la polarización política, dividir la sociedad entre buenos y malos, estigmatizar a ciertos grupos.
Paraguay está más cohesionado y mantener esa cohesión en la política es lo que se busca: el bien común, la unidad nacional, todo eso es fundamental, y ojalá no vengan propuestas de liderazgo de estilo caudillos que buscan resolverlo todo a punta de soluciones fáciles, que nunca llegan, promesas incumplidas, exceso de uso de la retórica. Me gusta el Paraguay que es aterrizado, que no tiene un discurso político que esté muy alejado de lo que es la realidad y las posibilidades.
- También, respecto al endeudamiento, aunque la deuda de Paraguay ronda el 40% de su PIB, sigue siendo menor que la de otros países de la región. ¿Consideras que esto indica que el país mantiene un buen manejo fiscal?
Hay que cuidar eso. Ojalá ustedes lo logren. Tienen buenos elementos y buenas herramientas para lograr eso: una regla fiscal que les impide tener un déficit fiscal excesivo. Pero la regla fiscal al final los países que no tienen la cohesión política las cambian. Tampoco es que una regla fiscal sea la protección a todo, porque vienen tiempos de turbulencia, gobiernos populistas y pueden cambiar una regla fiscal.
Lo que se necesita es el convencimiento como sociedad de que para Paraguay es mejor tener un nivel de endeudamiento limitado. 40% del PIB me parece que es un buen número y mantenerse ahí. ¿Qué quiere decir eso? Que, aunque hay muchas necesidades y las posibilidades de hacer cosas para un gobierno son ilimitadas, un gobierno quisiera hacer muchas cosas, hay un techo y es la deuda pública. No se puede pasar ese techo, y mientras ese techo exista, un gobierno tiene que, dentro de sus capacidades fiscales, tratar de sacar el mejor provecho, hacer lo mejor que pueda.
- Por otra parte, ¿Cómo puede un país prepararse para enfrentar posibles cambios arancelarios que podría hacer el gobierno de EE. UU. con el regreso de Donald Trump
Yo veo bien parado a Paraguay. No veo que esté en el ojo del huracán y que haya amenazas. Pienso que más bien Paraguay es un país que puede tomar una nueva dinámica en su relación con los Estados Unidos y buscar cooperación de Estados Unidos en varios frentes. Uno de ellos, indiscutiblemente, el de la inversión extranjera. Más inversión en infraestructura, más inversión extranjera en los sectores que mueven la economía paraguaya. Eso es muy bueno, esa cercanía con el gobierno de Estados Unidos.
Pero también, de manera muy importante, creo que en el tema de seguridad, cooperación de Estados Unidos para enfrentar de manera más contundente los problemas de seguridad, problemas asociados a la criminalidad, asociados al narcotráfico, todo eso podría ser de interés para los Estados Unidos para apoyar a Paraguay, y creo que tiene un gobierno con la credibilidad, la legitimidad y el reconocimiento para poder buscar entablar ese tipo de diálogo con el nuevo gobierno de Estados Unidos.
Por último, ¿Cómo percibes a Paraguay como destino de inversión, considerando su grado de inversión, inflación y crecimiento económico?
Eso es un proceso que siempre hay que seguir consolidando. Me gustó mucho el anuncio de iniciar o avanzar en la posibilidad de un acceso a la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos), de convertirse en un país miembro de la OCDE.
En mi caso como Ministro de Hacienda de Colombia, tuve la responsabilidad de coordinar el esfuerzo en mi país, que finalmente concluyó exitosamente al terminar el gobierno del presidente (Juan Manuel) Santos, en el que participé, y eso es un sello de calidad precisamente frente a la inversión extranjera.
Yo creo que hay dos elementos acá: el grado de inversión es uno, ser miembro de la OCDE es otro. Hay unos inversionistas, muchos europeos por cierto, que miran eso. Si el país es miembro, al lado de eso le es más fácil las posibilidades de inversión. Entonces es una buena ruta.
No lo van a lograr de un día para otro, no va a ser un proceso corto, va a ser difícil, pero mi conclusión es que llegar a la meta es importante, ser miembro a la vez es importante, pero el proceso es aún más importante.
Todos esos pequeños cambios, ajustes, son transformadores de un país. Todo lo que hay que hacer para llegar allá le ayuda a uno mucho a tener un país que tenga mejores estructuras, mejores normas, mejor gobierno corporativo, mejores estándares en muchos frentes. Eso es lo que hace parte de lo que es un estándar de clase mundial, a eso es a lo que uno quiere aspirar.