Montevideo, 28 feb (EFE).- Abrir comercialmente Uruguay al mundo y chequear el rumbo de su gestión son los desafíos que afronta el centroderechista Luis Lacalle Pou al cumplirse, este martes, los dos primeros años de un mandato (2020-2025) marcado por el manejo de la pandemia destacado en todo el mundo.
La covid-19, detectada en Uruguay el 13 de marzo de 2020, apenas 12 días después del cambio en la Presidencia de la República tras 15 años consecutivos de Gobiernos de izquierda, provocó una simbiosis difícil de desatar entre estos dos eventos.
Transcurridos dos años y con casi un 80 % de su población vacunada, el Ejecutivo se centra en elevar su presencia internacional y, en casa, en defender su proyecto estrella, la Ley de Urgente Consideración (LUC), que será sometida parcialmente a referéndum el 27 de marzo.
DE CHINA AL MUNDO
El reciente viaje del mandatario a Emiratos Árabes Unidos, donde presidió el Día Nacional de Uruguay en la Expo Dubái, remarca una de las prioridades del Ejecutivo en el segundo año que se cumple este martes y en el que, a diferencia del primero, Lacalle Pou se desplazó al exterior en varias ocasiones.
Como asegura a Efe el director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica del Uruguay, Ignacio Bartesaghi, Lacalle Pou mantuvo «una diplomacia presidencial muy activa» con punta de lanza en señalar el desgaste del Mercado Común del Sur (Mercosur), al que incluso calificó como «lastre».
«Aprovechando el contexto regional de un (mandatario brasileño, Jair) Bolsonaro, que tenía un pensamiento similar, lo que hace es decir ‘este Mercosur no me sirve, está obsoleto, me quita oportunidades y necesito movilizarlo’ (…), impuso la discusión y eso es lo más relevante», destaca.
Para el experto, la clave ahora está en que Uruguay, que se desmarcó del bloque también integrado por Argentina, Brasil y Paraguay al dar un primer paso hacia un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, busque un punto medio e intente «regionalizar un poco la estrategia» durante su presidencia del bloque, en el segundo semestre de 2021.
«Me quedaría gusto a poco si no se consigue nada en 2022 de todos estos movimientos que se hicieron», redondea en alusión a la relación que el país busca -en paralelo al estudio de factibilidad para un TLC con China- con Turquía y su interés expreso por el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico.
FUEGO CRUZADO
Pero mientras el canciller, Francisco Bustillo, aseguró días atrás en el Parlamento que se trabaja «intensamente» con China para culminar el estudio de factibilidad, las demoras inquietan y la oposición denuncia que hay «muchos grandes anuncios pero pocas concreciones».
«Ha sido un Gobierno que ha apostado a cambiar algunas orientaciones de la política exterior (…) que son las carreteras que ha construido históricamente el Uruguay y con las que se ha presentado al mundo. Eso es un elemento que nos preocupa», recalca a Efe el diputado del Frente Amplio (izquierda) Daniel Caggiani.
Por otro lado, el senador del oficialista Partido Nacional Jorge Gandini alega que el Gobierno busca «las aperturas necesarias para que Uruguay pueda conseguir acuerdos», pero hay obstáculos como «los contenidos del acuerdo, y también a la interna del Mercosur».
A esto agrega que la presencia de Lacalle en Dubái «puede fortalecer vínculos comerciales sin la necesidad de autorización del Mercosur», por lo que ve el curso elegido con buenos ojos.
Este viaje ha sido el sexto de su mandato, de los que cinco los llevó a cabo en este segundo año después de viajar solo a Brasilia en sus primeros 12 meses.
En agosto de 2021 visitó a Alberto Fernández, en Buenos Aires, en un intento por rebajar la tensión en el seno del Mercosur.
En septiembre intervino en la Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), en México, con un discurso en el que manifestó su «preocupación» por los regímenes políticos en Cuba, Nicaragua y y Venezuela; y en la Asamblea General de la ONU, en Nueva York.
Además, viajó a Catar para ampliar el comercio en Oriente Medio y a Congo para visitar al contingente uruguayo en misión de paz.
CHEQUEO DE GESTIÓN
Puertas adentro, el segundo año de Lacalle Pou ha incluido el cambio de 5 ministros del gabinete.
La muerte de Jorge Larrañaga, ministro de Interior, llevó al entonces titular de Transporte y Obras Públicas, Luis Alberto Heber, a asumir ese rol, mientras que el de este lo tomó José Luis Falero; los de Desarrollo Social, Pablo Bartol, y Ganadería, Agricultura y Pesca, Carlos María Uriarte, fueron cesados y relevados por Fernando Mattos y Martín Lema, respectivamente; y el de Turismo, Germán Cardoso, renunció y Tabaré Viera ocupó su lugar.
Pero, sin duda, su mayor reto acontecerá el 27 de marzo, cuando se someterá a referéndum la derogación de 135 artículos de su iniciativa estrella, la LUC.
Apoyada por organizaciones sociales, la central sindical, el PIT-CNT, y el Frente Amplio, la propuesta busca eliminar disposiciones que, según los convocantes, amenazan derechos relacionados con seguridad, vivienda o educación.
Para el politólogo Antonio Cardarello, mientras la pandemia generó «una ola de apoyo» a su figura, Lacalle Pou no puede descuidar a la oposición -actualmente tiene un respaldo del 50 %, según la última medición de Equipos Consultores-.
«Cuando se alcanzó la recolección de firmas (necesarias para convocar el referéndum), fue un poco cambiar la pisada después de casi dos años donde el Gobierno tenía todas las de ganar o iba ganando una a una las batallas que se iban disputando», concluye.
Alejandro Prieto