Ciudad de México, 23 ene (EFE).- «Acapulco Killer», del periodista David Espino, reúne ocho historias hiladas a lo largo de ocho años en el balneario mexicano de Acapulco y en el resto del estado de Guerrero con víctimas y victimarios, y es un reflejo de la ola de violencia que padece el país y los periodistas.
En entrevista con Efe, Espino comenta este domingo que en su libro rescata historias de personas que tienen un punto en común: la violencia.
Esta, dice, ha trastocado la vida de los más de 3,5 millones de habitantes de Guerrero, una de las regiones más pobres de México, quienes han buscado sobrevivir a calamidades de todo tipo: huracanes, plagas, hambre, malos gobiernos, hasta el narcotráfico y la violencia.
«Hay vidas, personas que se les ha trastocado completamente su realidad su vida común, su vida corriente. Y todo debido a la violencia», afirma tras años de investigaciones periodísticas.
ACAPULCO MULTIFACÉTICO
Espino, un periodista «freelance» que ha colaborado en medios nacionales y extranjeros, explica que su libro busca reflejar las diversas caras que tiene Acapulco, la ciudad más conocida de Guerrero y popular nivel mundial.
Pues esta urbe no solo es el paradisíaco puerto que, otrora, era el lugar preferido de personajes famosos, tanto extranjeros como nacionales.
«Acapulco es inmenso y la idea era hacer una introspectiva como sociedad de cómo vemos la violencia y cómo este problema ha cambiado las realidades de la población», afirma.
Para el periodista, este es un retrato de cómo la violencia y su normalización fue escalando desde el norte al sur del país y cómo la gente empieza a acostumbrarse a los daños que deja el narcotráfico.
«Las personas ya no tienen oportunidades, no se hace nada al respecto. Es un tipo de violencia no solamente de las armas sino una violencia de Estado, porque si vas a una colonia en Acapulco verás una infinidad de cantinas y no hay una cancha deportiva o un centro cultural para tratar de equilibrar», afirma.
NORMALIZAR LA VIOLENCIA
Con el tiempo, refiere, esta normalización llegó a los jóvenes, quienes «no solamente normalizan la violencia sino la pobreza».
De acuerdo con las estadísticas, Acapulco es uno de los municipios con el mayor número de personas en situación de pobreza extrema en el país.
Y aunque también es el que más aporta a la economía guerrerense, también es uno de los más violentos.
Espino aborda en su libro estos claroscuros, con historias como la de la Orquesta Filarmónica de Acapulco que, en un intento genuino de acabar con esta normalización de la violencia, tiene un programa de música para que niños y jóvenes conozcan otras opciones.
«Son niños, niñas y adolescentes que están conscientes de que hay otra realidad y que pueden cambiar al menos su entorno próximo, su vida propia y que no lo van a poder hacer si no voltean a otro lado, en este caso, el otro lado es la música», afirma.
UNA PROFESIÓN PELIGROSA
Las historias, confiesa Espino, no fueron sencillas de conseguir.
Por un lado, las autoridades mantienen una opacidad institucional de los datos, y por el otro, ganarse para algunos reportajes la confianza de jóvenes involucrados en bandas delictivas fue complicado.
«Cuando tú reporteas con los chicos, cuando vas con ellos a sus lugares, a sus entornos, donde ellos se mueven siempre hay riesgos, por supuesto, de que te confundan o crean que eres policía», dice.
Es por ello, que exalta, el reportero debe aprender a correr los riesgos que implica la profesión.
«Sabemos que nuestra labor conlleva riesgo, por eso yo tomo mis precauciones», afirma.
Reconoce que tuvo miedo durante el proceso de elaboración de sus crónicas para el libro, pues varios de sus entrevistados fueron asesinados lo que lo obligó a autoexiliarse de Acapulco como una medida de precaución.
«Uno tiene que crear sus propios protocolos para cuidarse», afirma.
Sus miedos no son infundados pues México es considerado uno de los países más peligrosos para el ejercicio del periodismo en el mundo y durante 2021 se registraron 7 asesinatos de periodistas.
Finalmente, Espino evoca aquellos tiempos en los que la bahía, antes considerada una de las más bonitas del planeta, era famosa por ser la inspiración del músico mexicano Agustín Lara para componer su emblemática «María Bonita», o la misma que evocó Frank Sinatra en su canción «Come fly with me».
«(Acapulco) ya no va a volver eso, ya se acabó. El alto turismo ya no viene ni volverá a Acapulco», concluye.