Buenos Aires, 29 nov (EFE).- Argentina ha vuelto a escalar a un nivel del 50 % de inflación anual, un caballo de batalla para el país en medio de la expectación por si el Gobierno de Alberto Fernández aplicará medidas de estabilización y el riesgo de que se acelere la subida de precios en 2022 a nuevos escalones entre el 50 y el 70 % anual.
Pese a que el tipo de cambio, los precios de los servicios públicos, de los combustibles y algunos alimentos y medicamentos están congelados y los salarios atrasados, Argentina registró en octubre último un 52,1 % de inflación anual y un 3,5 % mensual, en un contexto de rebote económico tras tres años de recesión.
Al anualizar la inflación promedio de los últimos meses, se afirma que Argentina encontró un nuevo piso (base) de inflación, que los analistas coinciden en que va a empeorar.
“Imposible que la inflación del año que viene sea más baja que este año”, dijo a Efe el director Ejecutivo de la consultora LCG, Guido Lorenzo.
“Argentina está en un nuevo escalón de inflación”, afirmó.
“En las perspectivas para 2022, el piso para la inflación lamentablemente es en torno al 50 % o más”, agregó a Efe el director de Análisis Macroeconómico de la consultora Equilibra, Lorenzo Sigaut Graviña, “con la particularidad que si levantás el ancla tarifaria, cambiaria o incluso de las naftas, en el corto plazo, significa más inflación no menos”.
TOLERANCIA
Argentina tiene un historial de inflación que se cortó en la década de los 90 con la llamada Convertibilidad, pero desde comienzos de este siglo ha ido saltando escalones hasta el 50 % actual.
Los argentinos se han acostumbrado a indexar contratos para anticiparse a la inflación remarcando los precios de venta, renegociando salarios, repactando los contratos de alquiler, entre otros, cada vez en un plazo más corto de tiempo.
“El origen de todo esto es un exceso de oferta de pesos, pesos que el público no quiere tener y que termina convalidando vía aumento de precios”, explicó Lorenzo, lo que se debe a “cómo la política monetaria quedó prisionera de la política fiscal” lo que significa que “hay pesos en la calle, porque se emitió, principalmente, para financiar el déficit fiscal”.
El proyecto de Presupuesto para 2022 del Gobierno de Alberto Fernández prevé una inflación del 33 %, pero la falta de credibilidad en esa meta provoca que no sirva para anclar las expectativas de aumento de precios.
Por lo tanto, la inflación sigue por “la inercia que no la podés bajar por falta de credibilidad y el origen monetario que básicamente lo tenés por el déficit fiscal”, explicó Lorenzo.
FALTA DE PLAN
Las encuestas de opinión reflejan que la inflación es una de las principales preocupaciones de los argentinos y, de hecho, el oficialismo sufrió una derrota electoral en las legislativas del 14 de noviembre pasado.
Como resultado, el presidente Fernández anunció que en la primera semana de diciembre enviará al Parlamento un proyecto de ley «que explicite el ‘programa económico plurianual para el desarrollo sustentable'», que contendrá «los mejores entendimientos» que su Gobierno haya alcanzado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), en la renegociación de la adeuda por unos 44.000 millones de dólares.
“Como ya pasaron las elecciones y la inactividad electoral en materia de gestión y acuerdo con el FMI, lo racional sería encarar un programa que permita anclar expectativas para al menos mantener” o “encarar un proceso de reducción muy gradual de inflación”, dijo a Efe el portfolio Manager de Delphos Investment, Leonardo Chialva.
“El problema es la capacidad y voluntad política para hacerlo” porque “lograr controlar la inflación de corto plazo, es políticamente incorrecto, socialmente inviable o se resume en la palabra de ajuste”, explicó Chialva.
“Estamos en ese debate”, que “recién empieza después de las elecciones, y todavía no está claro la dirección que va a tomar el Gobierno, la oposición, el FMI”, advirtió.
TRES ESCENARIOS
Equilibra prevé tres escenarios posibles para 2022, cuando en el mejor de los casos la inflación se mantendría en torno al 50% si las tarifas de servicios públicos y el tipo de cambio se mueven con el resto de los precios.
Si se corrigieran las tarifas y el tipo de cambio por encima del resto de los precios, la inflación podría trepar a un 55 a 60 %.
Si se cumpliera con el pedido del FMI para firmar un acuerdo -que consiste en eliminar los atrasos tarifarios y cambiarios en forma conjunta-, la inflación escalaría al rango entre 70 y 75 %.
“Puede haber un punto intermedio”, aseguró Sigaut Graviña, pero ya con un régimen de inflación un escalón más arriba del 50 %.