La Paz, 13 mar (EFE).- El Gobierno boliviano con el apoyo de Colombia realizará un «evento paralelo» a la reunión de la Comisión de Estupefacientes de Naciones Unidas en Viena en el que explicará su iniciativa para levantar las restricciones internacionales al uso tradicional de la hoja de coca.
El evento «La hoja de coca y el control de drogas de las Naciones Unidas. Reparar un error histórico» se efectuará este martes dentro del 66 período de sesiones de la Comisión de Estupefacientes del organismo, explicó este lunes a los medios en La Paz el vicecanciller boliviano, Freddy Mamani Machaca.
La iniciativa tiene el «copatrocinio de Colombia» y busca «explicar la revisión crítica de la clasificación de hoja de coca en la Lista I de la Convención Única de Estupefacientes de 1961» que Bolivia aspira a lograr, señaló.
El vicepresidente de Bolivia, David Choquehuanca, anunció en Viena la intención del Gobierno boliviano de iniciar un procedimiento para pedir a la Organización Mundial de la Salud (OMS) una «revisión crítica» de las propiedades de la hoja de coca con el fin de que la planta sea retirada de la Lista I de la Convención de 1961.
En esa lista se sitúan las sustancias más peligrosas y bajo un control internacional más estricto, como la heroína y la cocaína, entre otras.
La hoja de coca está consagrada en la Constitución boliviana vigente desde 2009 por sus usos tradicionales y medicinales, pero una parte de la producción se desvía al narcotráfico para fabricar cocaína.
El consumo del arbusto en el área rural y algunas zonas urbanas es común, sobre todo en infusiones o a través del «acullico» o masticado de estas hojas.
En 2013 Bolivia se adhirió nuevamente a la Convención de 1961, con una reserva para permitir el «acullico» dentro de su territorio.
El Gobierno de Luis Arce anunció en enero que se gestionará la desclasificación de la hoja de coca como estupefaciente y para poder comercializar libremente la planta y sus derivados legales, como infusiones, dentífrico y ungüentos, entre otros.
Según el vicecanciller boliviano, «las actuales restricciones impuestas por la Convención obstaculizan el potencial mercado internacional» para los derivados legales de la hoja de coca cuyas «propiedades medicinales y nutricionales» podrían «beneficiar a la comunidad internacional».
Mamani defendió que «un cambio de la clasificación de la hoja de coca no significaría un cambio en el control necesario de la cocaína».
«El cultivo de coca para la producción de cocaína continuará siendo sometido a las reglas del sistema de control de los tratados internacionales y nuestra legislación nacional», aseguró.
El Ejecutivo boliviano prevé entregar en mayo la carta oficial y la documentación para justificar la «reclasificación» de la hoja de coca y se calcula que el proceso tomaría unos dos años.
Bolivia amplió en 2017 la superficie de los cultivos legales de la planta de 12.000 a 22.000 hectáreas.
La Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (Unodc) estableció en el informe anual que presentó a finales de noviembre que los cultivos de hojas de coca se incrementaron en Bolivia en un 4 %, al pasar de 29.400 hectáreas en 2020 a 30.500 hectáreas en 2021.
El Gobierno de Arce difirió de estos datos y presentó sus propias cifras que indican que la superficie disminuyó un 0,7 % en 2021, alegando diferencias «metodológicas» con la Unodc.