Ciudad de México, 30 dic (EFE).- La Bolsa Mexicana de Valores cerró 2022 como en “una montaña rusa” y sin recuperar el nivel mostrado al inicio del año ni en su pico más alto, principalmente por el miedo ante las crecientes presiones inflacionarias y las expectativas de alzas en las tasas de interés que mermaron el apetito por el riesgo en el mercado financiero.
Hasta este 30 de diciembre, el principal indicador de la Bolsa mexicana se situó en 48.463,86 unidades, lejos de las 53.272,44 con las que concluyó 2021.
En su comparativa anual, el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) registró una caída de 8,9 %, desde 53.175,25 enteros, que se reportaron el 30 de diciembre de 2021.
Si se compara contra el cierre del año pasado, la BMV mostró una caída del 9 %, mientras que, frente al 3 de enero de 2022, la pérdida en el IPC es de 8,5 %.
En este tercer día del año, cuando comenzaron los movimientos bursátiles en México tras el Año Nuevo, el IPC anotó un nivel de 52.941,01 unidades.
Este nivel no se pudo mantener en el año, aunque se alcanzó un máximo histórico de 56.609,54 puntos el pasado 1 de abril, meta que está 14,4 % lejos de su nivel actual.
Sin embargo, el principal indicador de la Bolsa mexicana tampoco está en su peor nivel en el año, pues el pasado 30 de septiembre reportó un mínimo de 44.626,8 unidades, 8,6 % debajo de su horizonte actual.
ACCIONES DE LA BOLSA MEXICANA COMO EN UNA MONTAÑA RUSA
Consultada, Gabriela Siller, académica del Tecnológico de Monterrey, consideró que la Bolsa mexicana “estuvo como en una montaña rusa”; aunque en momentos dijo “tuvo resultados mejor a lo esperado”.
Detalló que los principales factores que propiciaron los mayores movimientos en la BMV este año fueron: “el miedo” ante las crecientes presiones inflacionarias, sobre todo en la primera mitad del año.
Asimismo, la expectativa de incrementos agresivos en las tasas de interés por parte del Banco de México y en Estados Unidos por la Reserva Federal.
La también directora de Análisis Económico y Financiero del Banco Base explicó que también influyó la expectativa de que Estados Unidos cayera en una recesión, precisamente por las presiones inflacionarias y el alza agresiva en las tasas de interés, siendo el principal socio comercial de México en el exterior.
A su vez, la analista mencionó la política de “cero covid” en China, ante un miedo a mayores disrupciones en las cadenas de suministro; aunque uno de lo más grandes temores, mencionó, fue la posible recesión en EE.UU..
Siller también explicó que aunque la bolsa mexicana cierra el año con una diferencia de dos cifras de su nivel más alto del año, aún supera los niveles de los principales índices estadounidenses, que se ubican en mercados bajistas o “bear markets”, “es decir, perdiendo 20 % al menos desde su último pico”.
MAYOR APETITO EN 2023
Siller añadió que para 2023 se espera una recuperación gradual de la economía para el segundo trimestre del año, que motivaría el apetito al riesgo por parte del mercado financiero.
“Para el siguiente año se espera una recuperación gradual, pero yo creo que esta vendrá hasta la segunda mitad del año”, refirió.
Anticipó que durante la primera mitad de 2023 todavía existirán incrementos en las tasas de interés y permanecerá la especulación en torno a una posible recesión en Estados Unidos.
“Es decir, habrá mucha incertidumbre”, acotó la especialista.
La analista del Banco Base contrastó que para el segundo semestre del año entrante se espera una menor inflación, y un panorama más claro “de cuál será la tasa terminal del actual ciclo alcista de la Fed».
Sobre la posible recesión señaló que el consenso en Banco Base es que “será leve, sin convertirse en una recesión moderada a fuerte y mucho menos en una crisis”.