Río de Janeiro, 21 jun (EFE).- La ministra de Agricultura de Brasil, Tereza Cristina Dias, admitió este lunes la preocupación del Gobierno con el impacto que la intensa sequía que sufre el país tendrá en la producción de alimentos, una de sus principales pautas exportadoras y para la que se prevé una importante reducción.
«Tendremos una pérdida significativa en la cosecha de algunos granos, principalmente la de maíz en el zafra de invierno», admitió la ministra en una rueda de prensa que concedió a corresponsales extranjeros en Brasil, entre ellos la Agencia Efe.
Tal reducción puede afectar los precios de los productos en todo el mundo ya que Brasil es uno de los mayores productores y exportadores mundiales de alimentos.
La fuerte reducción de las lluvias en lo que va del año generó una de las mayores sequías vividas por Brasil en las últimas décadas y obligó al Gobierno a emitir una alerta de emergencia hídrica por el bajo nivel de los represas que alimentan las hidroeléctricas, lo que puede provocar un racionamiento eléctrico y del uso del agua, así como presionar la inflación.
La ministra dijo que esa situación afecta principalmente a los productores que dependen de la irrigación, pero admitió que las malas condiciones climáticas también están teniendo efecto en los agricultores que dependen de las lluvias.
«Esa sequía es una preocupación del Gobierno principalmente por sus efectos en el sector de energía, ya que la mayor parte de la matriz eléctrica de Brasil es hidráulica, pero también es una preocupación para la agricultura, porque vivimos un ciclo de sequía muy acentuado», dijo.
«En las áreas de agricultura que dependen de la irrigación tendremos problemas y por eso estamos trabajando con varios ministerios para poder dar previsibilidad (sobre si habrá agua para el riego)», agregó.
Según previsiones iniciales del propio Gobierno, la sequía provocará una reducción de al menos 10 millones de toneladas en la cosecha de granos prevista para el período 2021-2022, que se calcula en unos 262 millones de toneladas.
El cultivo más afectado será el maíz, cuya producción prevista para la primera temporada de la próxima cosecha fue reducida desde 80 millones de toneladas hasta 70 millones de toneladas.
Incluyendo las dos temporadas de la cosecha, la proyección del Gobierno es que Brasil recoja una cosecha de maíz de 96,4 millones de toneladas, con una reducción del 6 % frente a la del año anterior.
«El año pasado tuvimos un atraso de cerca de 20 días en el inicio de la siembra en las áreas que cultivan soja en la primera temporada y maíz en la segunda. Ese atraso hizo con que los cultivos de maíz sufriese con la falta de lluvias en el verano de este año», afirmó la ministra.
«En algunos estados sufrimos con más de 40 días sin una gota de agua de lluvia», agregó.
Tereza Cristina afirmó que la gran preocupación es el efecto que la sequía, de prolongarse, podrá tener sobre la próxima cosecha, porque será necesario que la lluvia vuelva en el momento adecuado.
Agregó que, en caso de que no se prolongue la sequía y «con la ayuda de San Pedro», Brasil podrá tener en 2023 una cosecha récord de 300 millones de toneladas de granos.
«Ello será posible gracias a que elevaremos considerablemente el área sembrada con el aprovechamiento de entre 2 y 3 millones de hectáreas de pastos actualmente degradados. Sin necesidad de desforestar», explicó.
De acuerdo con las previsiones oficiales, el área cultivada en Brasil alcanzará este año 68 millones de hectáreas, con un aumento del 3,9 % frente a 2020, y puede superar las 70 millones de hectáreas en 2023.