Brasilia, 14 sep (EFE).- El Gobierno del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, no vio con buenos ojos la posición adoptada por el Parlamento Europeo para que no se vendan en ese continente productos que fomenten la deforestación y acaben con la selva, según un escueto comunicado divulgado este miércoles por la cancillería.
«Itamaraty (cancillería brasileña) viene siguiendo de cerca la evolución de las iniciativas legislativas que, bajo el pretexto de combatir la deforestación, establecen requisitos para la importación de commodities agrícolas por parte de la Unión Europea», señaló la nota del Ministerio de Relaciones Exteriores.
El pronunciamiento del Gobierno brasileño se da luego de que la Eurocámara defendiera una nueva legislación para que las empresas verifiquen que los productos agrícolas que se venden en la Unión Europea no sean originarios de terrenos desforestados o degradados.
Con 453 votos a favor, 57 en contra y 123 abstenciones, el Parlamento Europeo fijó su posición para la próxima negociación con los países de la Unión Europea que comenzará en octubre.
La resolución aprobada por la Eurocámara incluye entre los productos que tendrán que ser regulados al aceite de palma, la carne de vacuno, la soja, el café, el cacao y la madera y algunos de sus productos derivados como por ejemplo el cuero, pero el Parlamento quiere que otros productos entren en la lista.
Por esta razón instará para que también sean incluidos la carne de pollo, cerdo, oveja y cabra, el maíz y el caucho, además del carbón vegetal y productos de papel impreso.
Según la Eurocámara, el nuevo reglamento busca, «garantizar a los consumidores que los productos que compran no contribuyen a la destrucción de los bosques».
Aunque no fue mencionado directamente en el comunicado, el pronunciamiento del Gobierno brasileño se da por las implicaciones que puede tener la decisión del Parlamento si el tema llega a ser aprobado en las negociación en trílogo (Comisión Europea, Parlamento Europeo y Consejo de la UE) que comienzan en octubre.
Brasil es uno de los mayores exportadores de alimentos del mundo y, de llegar aprobarse esa legislación, los expertos aseguran que se afectarían las ventas en el exterior.
El agronegocio es uno de los causantes de las altas tasas de deforestación en el país.
Brasil perdió 16.557 kilómetros cuadrados de vegetación nativa en sus biomas el año pasado, un aumento del 20 % frente a 2020, en su mayoría por talas ilegales, y la más afectada fue la Amazonía, según datos de la red Mapbiomas.