Río de Janeiro, 11 abr (EFE).- Los planes del Gobierno brasileño y de la estatal Petrobras de duplicar la producción de petróleo y gas natural en siete años amenazan los compromisos ambientales y climáticos asumidos por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, denuncian las organizaciones ecologistas.
En un discurso con motivo de sus primeros 100 días en el poder, Lula reiteró su promesa de «acelerar» la transición energética, pero hace pocas semanas su Ministerio de Minas y Energía presentó un plan para hacer que Brasil escale desde el noveno hasta el cuarto lugar en la lista de los mayores productores de hidrocarburos del mundo.
Esos planes contemplan que la producción de petróleo y gas pase de 3 millones de barriles diarios a 5,4 millones en 2029.
«El futuro de la transición energética también pasa por el petróleo y el gas natural. Necesitamos aprovechar la riquezas que el pueblo brasileño tiene en su subsuelo», dijo el ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira.
LA POLÉMICA EXPLORACIÓN FRENTE A LA DESEMBOCADURA DEL AMAZONAS
Para cumplir estos objetivos, el ministro considera esencial que Brasil comience a explotar lo antes posible el Margen Ecuatorial, una prometedora reserva en aguas profundas del Atlántico situada frente a la desembocadura del Amazonas.
«No tiene sentido que Guyana y Surinam (que ya explotan esa región) estén atrayendo inversiones y riqueza con casi un centenar de pozos perforados y 13.000 millones de barriles descubiertos, mientras que Brasil permanece parado», defendió.
La concesión de la licencia ambiental para que Petrobras pueda explotar el Margen Ecuatorial enfrenta resistencias entre las autoridades ambientales, ya que su explotación amenaza un delicado sistema de arrecifes de coral en el Atlántico.
«Hay una evidente contradicción entre los importantes compromisos climáticos anunciados por Lula y la opción de Petrobras por expandir sus actividades de exploración de petróleo en nuevas fronteras, especialmente en regiones de alta sensibilidad ambiental como el Margen Ecuatorial», dijo a EFE Suely Araújo, especialista senior en políticas públicas de la red ecologista Observatorio del Clima.
De acuerdo con Araújo, expresidenta del estatal Instituto Brasileño de Medio Ambiente (2016-2018), Brasil necesita asumir un cronograma concreto y ambicioso hacia su descarbonización en lugar de aumentar la producción de fuentes fósiles contaminantes.
INSTAN A BRASIL A LIDERAR LA TRANSICIÓN
«En lugar de pretender ser el último productor de petróleo en actividad, Brasil tiene que esforzarse para convertirse en la primera gran economía en alcanzar el estatus de carbono negativo, en una verdadera potencia ambiental», afirmó la vocera del Observatorio del Clima, red que reúne a unos 50 grupos ecologistas.
Para comenzar a explotar el Margen Ecuatorial, Petrobras aún necesita obtener la licencia del Ibama y el aval del Ministerio de Medio Ambiente.
Pero la titular de esta cartera, la líder ecologista Marina Silva, defiende que Petrobras aumente su inversión en fuentes renovables, para convertirse en «una empresa de energía y no sólo de producción de petróleo».
El presidente de Petrobras, Jean Paul Prates, coincide con la ministra, pero alega que la empresa necesita de los recursos del Margen Ecuatorial para financiar esa transición.
«Asumí la presidencia con el compromiso de liderar la transición energética de la empresa, pero es necesario aclarar que las actividades de petróleo y gas seguirán siendo esenciales para hacer viable esa transición, tanto desde el punto de vista financiero como para garantizar seguridad energética de Brasil», afirmó Prates en un video enviado la semana pasada a los empleados de la compañía.
La estatal reconoce que sus planes dependen de lo que decida el Gobierno como accionista mayoritario.
«Sobre esas aparentes contradicciones entre aumento de producción y compromisos climáticos, la empresa seguirá lo que el Gobierno decida en conjunto con la sociedad», dijo a EFE una fuente de la petrolera.