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23 de noviembre de 2024

Brasil sigue elevando los tipos para frenar la inflación y pese a la recesión

Río de Janeiro, 8 dic (EFE).- El Banco Central brasileño elevó este miércoles la tasa básica de intereses del país en 1,5 puntos porcentuales, hasta el 9,25 % anual, su mayor nivel desde 2017, en un intento de frenar la creciente inflación, y pese a que el aumento del costo del dinero puede agravar la actual recesión del país.

El Comité de Política Económica (Copom) del Banco Central, en su última reunión del año, mantuvo su política de elevación acentuada de los tipos, ya que los venía subiendo en un punto porcentual hasta hace tres meses y desde octubre lo hace en punto y medio porcentual, con su mira puesta en una inflación que dobló la meta fijada para 2021 y también amenaza superar la de 2022.

La de este miércoles, aprobada por unanimidad por los miembros del Copom, fue la séptima elevación consecutiva de los tipos.

«Los indicadores divulgados en las últimas semanas muestran una evolución de la actividad económica por debajo de los esperado: la inflación al consumidor sigue elevada, la subida de los precios fue encima de lo esperado y las tasas acumuladas son incompatibles con la meta de inflación», justificó el Emisor en un comunicado.

El órgano también explicó su decisión por «el ambiente menos favorable en el escenario externo», ante la persistente inflación en los países emergentes, la posibilidad de una nueva ola de la pandemia de la covid-19 y la aparición de la variante ómicron.

Tras la elevación de la tasa de referencia desde el 7,75 % anual en octubre hasta el 9,25 % anual este miércoles, el costo del dinero en Brasil alcanzó su mayor nivel en los últimos cuatro años y medio, desde julio de 2017 (10,25 %).

Y el propio Emisor admitió que su intención es seguir elevándolo hasta que pueda frenar la escalada de la inflación, por lo que la previsión de los economistas es que Brasil termine 2022 con los tipos en el 11,50 % anual, su mayor nivel desde febrero de 2017.

Luego de dos años de recesión (2015-2016) y otros dos de bajísimo crecimiento, los tipos cayeron rápidamente en Brasil a partir de 2019, con la llegada a la Presidencia del líder ultraderechista Jair Bolsonaro, un defensor del modelo económico liberal, hasta ubicarse en el 2,0 % anual en agosto de 2020, pero a partir de febrero de 2021 comenzaron a ser elevados con el Emisor de ojo en la inflación.

La gran preocupación de la autoridad monetaria es la inflación, que en noviembre fue del 1,17 %, su mayor nivel para el mes desde 2002, con lo que la tasa interanual alcanzó el 10,73 %, su mayor nivel desde febrero de 2016.

LA INFLACION DE 2021 YA DOBLA EL TECHO DE LA META DEL EMISOR

Los analistas del mercado, consultados por el propio Banco Central, prevén que Brasil terminará este año con una inflación del 10,18 %, es decir con un índice que dobla el techo de la meta que el organismo se impuso para este año, y que la subida de los precios desacelerará en 2022 pero la tasa del próximo año será del 5,25 %, igualmente por encima de la meta.

La meta de inflación del Emisor para este año es del 3,75 %, que, con un margen de tolerancia de punto y medio porcentual, puede variar desde un mínimo del 2,25 % hasta un techo del 5,25 %. Y la meta de inflación para 2022 es del 3,50 %, que igualmente puede variar entre un mínimo del 2 % y un máximo del 5 %.

Sin margen de maniobra, el Emisor apuesta en el encarecimiento del dinero, y consecuentemente de los créditos y el consumo, como única herramienta para frenar el aumento de los precios.

Pero ese remedio puede ser contraproducente para un país que está en «recesión técnica» tras encadenar dos trimestres seguidos de crecimiento negativo y con el desempleo aún en niveles elevados.

El Producto Interior Bruto (PIB) de la mayor economía latinoamericana retrocedió 0,1 % en el tercer trimestre frente al segundo tras haberse contraído 0,4 % en los tres meses anteriores.

Pese a ese resultado negativo, la economía acumuló una expansión del 3,9 % en los últimos doce meses hasta septiembre, resultado compatible con las proyecciones del Gobierno de que Brasil terminará 2021 con un crecimiento de cerca del 4,8 % tras haber sufrido en 2020 una retracción del 3,9 % como consecuencia de la crisis generada por la pandemia de la covid-19.

Pero la creciente inflación, el aún elevado desempleo (12,6 %) y el alto costo del dinero amenazan con reducir el consumo de los brasileños el próximo año y con frenar la recuperación de la economía tras la pandemia.

Los economistas, tras haber previsto inicialmente que Brasil crecería un 2,5 % en 2022, ahora sólo proyectan una ligera recuperación del 0,51 % para el próximo año.

«La nueva elevación de los tipos es excesiva y pone en riesgo la recuperación económica del país», alertó en un comunicado la influyente patronal Confederación Nacional de la Industria (CNI).

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