fbpx
35 °C Asunción, PY
24 de noviembre de 2024

Cinco hitos del Mercosur en 30 años de historia

Bruselas, 24 mar (EFE).- La ratificación y entrada en vigor del acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y los países del Mercosur, que tardó veinte años en firmarse, tropieza ahora con los temores de distintos socios europeos y de la Eurocámara, fundamentalmente debidos al impacto medioambiental de ese convenio.

RETICENCIAS DE LOS PAÍSES

Portugal, que este semestre preside el Consejo de la UE, presiona desde inicios de este año para concluir el acuerdo -que también quiere España-, pero Austria ha trasladado su intención de vetar el pacto.

El vicecanciller austríaco, el ecologista Werner Kogler, explicó al primer ministro portugués, Antonio Costa, en una carta enviada el pasado 4 de marzo, que su Gobierno «rechaza» el acuerdo por los «extensos incendios forestales en la región del Amazonas» y «el aumento de un modelo intensivo de producción agrícola en los países del Mercosur».

El veto austríaco se suma a las reticencias de otro miembro de peso en la UE, Francia, el país que tradicionalmente más se ha opuesto al acuerdo.

El secretario de Estado francés de Comercio Exterior, Franck Riester, dejó claro el pasado febrero que París mantiene sus exigencias de la «lucha contra la deforestación» y «el respeto de las normas europeas sobre los productos agroalimentarios».

A Francia y Austria se suman además Países Bajos, Irlanda y Bélgica, donde la región de Valonia ya logró retrasar en 2016 la entrada en vigor del CETA, el acuerdo comercial entre la UE y Canadá.

Desde la Comisión Europea, el vicepresidente y responsable de Comercio, Valdis Dombrovskis, aseguró recientemente que Bruselas «es consciente y comparte las preocupaciones de un número de Estados miembros, eurodiputados» y aseguró que está trabajando para encontrar una solución con los países de Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay).

En ese contexto, miembros del Ejecutivo comunitario mantuvieron una reunión hace dos semanas con los Veintisiete para tratar de encontrar soluciones al problema de la deforestación que terminó sin avances, según explicaron a EFE fuentes europeas.

Una de las soluciones que se barajan es la de firmar una declaración política que recoja el compromiso de los países de Mercosur con el Acuerdo de París, pero Austria la rechaza.

La otra posibilidad es dividir el pacto para que solo entre en vigor el apartado comercial, dejando al margen los aspectos medioambientales, lo que permitiría aprobarlo por mayoría cualificada de los Estados miembros, en vez de por unanimidad.

Pero plantea dudas legales y no salva el veto de la Eurocámara, cuyo visto bueno seguiría siendo necesario y que hoy en día reclama más garantías medioambientales.

PREOCUPACIÓN POR SU IMPACTO AMBIENTAL

La falta de compromiso con el acuerdo de París sobre cambio climático, la deforestación y los incendios forestales en la Amazonía son los principales motivos que tanto algunos Estados miembros como muchas Organizaciones No Gubernamentales argumentan para oponerse al acuerdo.

Francia ha pedido garantías concretas de que los países del Mercosur protegen la selva.

Por su parte, la presidencia portuguesa dijo recientemente que confía en lograr «aclaraciones» sobre el compromiso de los países del Mercosur con la sostenibilidad medioambiental y climática.

CRÍTICAS DE LAS ORGANIZACIONES AGRARIAS

Desde la firma del acuerdo, las organizaciones agrícolas han mostrado su preocupación por el impacto para los productores europeos.

Las cooperativas del Copa-Cogega, la confederación europea de productores de remolacha (CIBE) y la organización AVEC) pusieron en marcha el pasado febrero una campaña que explica los motivos por los que rechazan el acuerdo, que consideran desequilibrado en su capítulo agrícola, especialmente para sectores como el de la carne de vacuno o el arroz.

Un estudio publicado por la Comisión Europea el pasado enero sobre el impacto sobre el sector agrícola de doce acuerdos comerciales concluidos recientemente por la UE pone de relieve que solo el de Mercosur crea un balance comercial negativo para los Veintisiete.

Sin embargo Bruselas lo defiende, sobre todo por motivos geopolíticos.

«No es un mal acuerdo para el campo. Entiendo perfectamente (los temores). No se pueden tener en este asunto, como en otros, posiciones absolutas. No se puede decir que es malísimo para el campo ni que es un acuerdo maravilloso para el campo. Hay sectores que se verán beneficiados y hay sectores más vulnerables, es decir, que necesitarán más apoyo para afrontar la competencia que venga de Mercosur», explica María Ángeles Benítez Salas, vicedirectora de la dirección general de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión Europea.

Se trata de un acuerdo importante «por razones geopolíticas» y que «sería el primer acuerdo transatlántico».

«No concibo que Europa no esté presente si no ocupamos nosotros y arraigamos esos vínculos otros lo van a hacer, China y Estados Unidos. Van a ocupar ese terreno y nosotros que somos sus vínculos no vamos a estar ahí», señala Benítez.

You cannot copy content of this page