La Plata (Argentina), 27 abr (EFE).- La principal referente de la política de Argentina, la vicepresidenta, Cristina Fernández, reapareció este jueves para brindar una “clase magistral”, donde cargó tintas contra el Fondo Monetario Internacional (FMI).
«Hay un punto de contacto con el pasado y es el FMI. Es el protagonista de los peores momentos económicos que se vivieron durante la democracia. Ese acuerdo que se firmó es un acuerdo inflacionario enlatado, que no ha ayudado a ningún país», aseguró Fernández.
No cabía un alma en el Teatro Argentino de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires. El aforo estaba repleto, con cerca de 2.000 afortunados que presenciaron a su líder en carne propia, entre quienes se encontraban las referentes de derechos humanos ‘Taty’ Almeida y Estela de Carlotto, de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, respectivamente.
También sindicalistas y dirigentes más cercanos a Fernández: el gobernador bonaerense y mano derecha de la vicepresidenta, Axel Kicillof, así como el diputado e hijo de Fernández, Máximo Kirchner; además de ministros de su entorno, como el del Interior, Eduardo de Pedro, y del círculo del presidente, como Victoria Tolosa Paz, de Desarrollo Social.
En las calles, miles de personas más rodeaban la manzana del edificio, ondeaban las banderas de ‘La Cámpora’, principal fuerza de choque del peronismo kirchnerista, y veían el discurso por pantalla gigante, en medio de un gran nerviosismo y expectativa por si Cristina desvelaba su futuro electoral.
Al hacerse presente en el escenario, cual estrella de rock, miles de voces cantaron al unísono: “¡Cristina presidenta!”, aunque la titular del Senado prefirió lanzar una sonrisa cómplice y esperar a que la euforia se disipara. Durante varios minutos, la afición repitió esa frase como un mantra alzando los dedos con la ‘V’ de victoria.
Prefirió continuar con su clase, en la que presentó la flamante Escuela Justicialista Néstor Kirchner, que, según describe su página web, es «un espacio de formación de cuadros políticos, diseño de herramientas para transformar la realidad, y generación de contenidos de comunicación política para la construcción de un país más justo».
«Me parece bueno que esta escuela pueda discutir con sus compañeros sobre política y economía, pero también cuerpo a cuerpo en la calle y generando debate», agregó.
El Teatro Argentino es un sitio emblema para el kirchnerismo, cuasi un templo de devoción, ya que hace 20 años se lanzó la carrera presidencial del difunto Néstor Kirchner (2003-2007), que supo resolver los problemas de la crisis del 2001. Y como buen líder latinoamericano fundó, quizá sin quererlo, su propia dinastía.
En este mismo ‘monumento kirchnerista’, Cristina Fernández se lanzó a senadora en 2005 y 2 años después a la Presidencia, algo que le valió dos mandatos entre 2007 y 2015, pero esta vez no lo utilizaría para anunciar la candidatura que tanto le reclaman.
REACORDAR CON EL FMI
La novela con el Fondo se recrudeció esta semana con la escalada cambiaria del dólar paralelo, en el cual se basan algunos productos y servicios, por las restricciones que existen para acceder al dólar oficial.
La necesidad y falta de la divisa extranjera sumada a una inflación anual del 104,3 % da por resultado un resquemor contra el prestamista, que se animó a fiar 45.000 millones de dólares a una nación ansiosa por refinanciar sus cuentas para no caer en suspensión de pagos.
«El principal causante de la disparada de los precios es la disparada del dólar. Es necesario revisar el acuerdo con el Fondo porque prohíbe al Banco Central intervenir en el mercado cambiario. La inflación está atada a la Argentina por una escasez o abundancia de dólares», sopesó la vicepresidenta.
Todo esto a 6 meses de los comicios presidenciales, que se celebran el 22 de octubre, donde las indefiniciones del oficialismo y la oposición por no lograr resolver los desequilibrios macroeconómicos asustan al mercado como si fuera un niño.
Al finalizar la clase, la ‘docente del pueblo’ salió del aula para saludar a los miles de ‘alumnos’ que quedaron fuera, en vigilia, coreando su nombre y deseando el anuncio que nunca llegó.
Augusto Morel