San Juan, 14 abr (EFE).- La crisis asociada a la pandemia de la covid-19 no ha se ha reflejado en los bienes raíces de Puerto Rico, donde la llegada de estadounidenses en busca de beneficios tributarios ha provocado un despegue histórico del sector, especialmente el de lujo, al que se suma un destacado auge en la venta de embarcaciones de recreo.
Destacados representantes en la isla de los bienes raíces de lujo y embarcaciones de alta gama confirmaron este miércoles a Efe que a diferencia de otros sectores a los que la pandemia ha pasado factura los suyos han experimentado durante este año crecimientos nunca antes conocidos.
El propietario de Luxury Collection Real State, Francisco Díaz Fournier, señaló a Efe que, sin duda, este año de pandemia ha sido muy positivo para su compañía, probablemente la más destacada en el sector del lujo de bienes raíces.
«No hay inventario para suplir la demanda, lo que hace que los precios se disparen», asegura Díaz Fournier, que recuerda que en estos momentos en Puerto Rico se están pagando más de 1.000 dólares por pie cuadrado, cifras similares a Miami, Nueva York o San Francisco.
Díaz Fournier destaca que la llegada de ciudadanos estadounidenses a Puerto Rico en busca de incentivos fiscales es la causa que ha transformado el sector.
Un buen ejemplo del sorprendente auge del sector inmobiliario del lujo durante la pandemia es la noticia aparecida hace un mes en la que se informaba de la venta de la casa más cara en la historia en Puerto Rico por 30 millones de dólares.
La propiedad está ubicada en el municipio de Dorado, a unos 20 minutos de la capital, San Juan, cerca del lujoso hotel Ritz-Carlton Reserve.
RÉCORD PERO NO EXCEPCIÓN
Aunque supuso un récord no es una excepción entre las casas con precios millonarios, ya que según medios de la isla la segunda casa más cara en Dorado se vendió por 25 millones de dólares, seguida de otra con un precio que rondaba los 19 millones.
Díaz Fournier indicó que cuando la pandemia estalla hace un año, en Estados Unidos personas con grandes patrimonios valoran moverse e lugares seguros de contagio y, sobre todo, con condiciones tributarias favorables para su dinero.
DEJAN DE PAGAR MILLONES EN IMPUESTOS
Medios locales recuerdan que cientos de estadounidenses que se han mudado a Puerto Rico han dejado de pagar millones de dólares al fisco federal.
La Ley 22 favorece que personas que no hayan sido residentes de Puerto Rico por los últimos 15 años antes de la aprobación de la norma y que mantienen inversiones en o fuera de Estados Unidos establezcan residencia en la isla.
Esta norma, para incentivar el traslado de estos inversores, les exime del pago de contribución por ingreso pasivo, lo que incluye intereses, dividendos y ganancias de capital en la venta de acciones.
El empresario destacó que recientemente se han cerrado una venta en San Juan que han sobrepasado los 7 millones de dólares y otras en el distrito de Condado de la capital se hayan situado por encima de los 3 millones de dólares.
PROCESO EN OTROS PUNTOS DEL CARIBE
Puerto Rico se acerca así a lo que ocurre en otros puntos del Caribe, donde por ejemplo en la isla de San Bartolomé fue vendida recientemente una casa por 90 millones de dólares.
Pero no solamente las casas están en alza, ya que el sector de las embarcaciones de lujo es otro de los que vive un auge desconocido hasta el momento.
El director de CFR Yacht Sales, Carlos Rodríguez, señaló a Efe que durante este año de pandemia «se han vendido más botes que nunca», algo que a priori pocos podrían pensar en una época en que la economía en general atraviesa a nivel global grandes dificultades.
Explicó que CFR Yacht Sales, que comercializa embarcaciones de las marcas Viking Yachts y la inglesa de lujo Princess, vive una época de ventas que no se recordaba.
El directivo explicó que hay dos razones que explican este hecho y que sus mismos clientes le han comentado.
La primera es que debido a la imposibilidad de realizar viajes las personas optan por comprar una embarcación como alternativa de recreo.
La segunda es que personas de edad avanzada se han lanzado a la compra ante la posibilidad de que se trate de su última oportunidad de disfrutar de una embarcación con la amenaza permanente de un potencial fallecimiento por el virus.
«La gente que adquiere estas embarcaciones suele hacerlo con préstamos de bancos y se trata de empresarios y profesionales como médicos», destacó.
Estos dos sectores económicos contrastan con otros gravemente afectados en la isla como son el turístico y de restaurantes y ocio, en los que se han perdido muchos puestos de trabajo.