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22 de noviembre de 2024

Domingo Cavallo: «El corralito era algo que inexorablemente había que hacer»

Buenos Aires, 9 dic (EFE).- El exministro de Economía argentino Domingo Cavallo (1991-1996 y 2001) todavía mantiene su defensa a ultranza del «corralito», como se conoció a las restricciones decretadas en diciembre de 2001 para retirar dinero de los bancos.

«El corralito era algo que inexorablemente había que hacer (…). ¿Qué otra alternativa va a poner usted si se le están yendo los depósitos de una manera muy rápida y todos se quedan sin suficiente liquidez? No hay inventiva que se pueda hacer», subraya Cavallo en una entrevista a Efe en su despacho en Buenos Aires.

Aquel «corralito», de cuya creación se cumplieron este mes 20 años, fue la antesala de la mayor crisis política, económica y social en la historia reciente de Argentina, provocando una ola de protestas y saqueos que culminaron con la renuncia del entonces presidente, el radical Fernando de la Rúa (1999-2001).

Para diversos analistas, las raíces del «corralito» se remontan diez años atrás, cuando el propio Cavallo, ministro de Economía del presidente Carlos Menem (1989-1999), estableció por ley la paridad «uno a uno» entre el peso argentino y el dólar.

Conocida como «convertibilidad», aquella normativa sirvió para frenar la hiperinflación y estabilizar la economía, que volvió rápidamente a la senda del crecimiento a través de un vasto programa de privatizaciones y recortes del gasto público.

Sin embargo, la década de los 90 concluyó con una nueva crisis económica caracterizada, entre otros factores, por el aumento imparable de la deuda externa.

UN «CORRALITO» INEVITABLE

En su retorno al Ministerio de Economía en marzo de 2001, la situación que se encontró Cavallo era crítica: una recesión en su tercer año de desarrollo, deudas cada vez más insostenibles y, especialmente a partir de noviembre, una fuga de dólares del sistema financiero por los temores a una devaluación.

Para salvar la convertibilidad y evitar el colapso de los bancos, Cavallo anunció el «corralito», una disposición que todavía defiende con ahínco, puesto que en ningún caso implicó una «confiscación de los depósitos».

«¿El corralito qué era? Restringir el retiro de efectivo de los bancos. La idea de que el corralito significó una expropiación de depósitos es una falsedad», afirma.

No obstante, esa restricción provocó el hastío de gran parte de la sociedad argentina, que fue «totalmente engañada», a juicio de Cavallo, por los sectores que deseaban la «pesificación compulsiva» de la economía.

«Por supuesto, tendríamos que haberlo explicado mejor (…). Creo que fui claro, lo que pasa es que había otros que estaban trabajando para el lobby que quería desestabilizar la economía y fueron muy destructivos. En ese momento, la gente tuvo una gran confusión», considera el economista.

EL «CRIMEN ECONÓMICO» DE ENERO DE 2002

Tras la renuncia de Cavallo como ministro el 19 de diciembre y la dimisión del presidente De la Rúa un día después, Argentina transitó un periodo inédito de inestabilidad política que terminó con la asunción del peronista Eduardo Duhalde (2002-2003) como jefe de Estado provisional.

En opinión de Cavallo, fue el Gobierno de Duhalde el responsable de la crisis socioeconómica que hundió al país en 2002, año en que la pobreza aumentó hasta el 57,5 % de la población.

«Creo que al sacarnos a De la Rúa y a mí del Gobierno abrieron la puerta para desorganizar de manera tremenda la economía argentina. El ‘default’ y la confiscación de los depósitos a través de la pesificación: eso fue destruir la organización económica de Argentina», asevera Cavallo, que califica estas decisiones como un «crimen económico».

Para el exministro, las medidas instauradas por Duhalde se habrían podido evitar mediante la reestructuración ordenada de la deuda y un posterior auxilio del Fondo Monetario Internacional (que suspendió su apoyo al Gobierno argentino en noviembre del 2001).

Esos dos hechos hipotéticos, sumados al aumento de las materias primas y el retroceso del dólar estadounidense a lo largo de 2002, habrían permitido levantar el «corralito» y mantener intacta la convertibilidad, eludiendo la inflación que, hoy por hoy, afecta sobremanera al país suramericano.

«No hacía falta (quitar la convertibilidad), al contrario, era totalmente perjudicial destruir el sistema monetario de la Argentina y reintroducir la inflación», lamenta Cavallo.

EL RECUERDO DE CAVALLO

La figura de Cavallo aún causa resquemor en algunos sectores de la sociedad argentina, que culpan al polémico economista por lo sucedido en 2001.

Con todo, esa opinión desfavorable «ha cambiado muchísimo» en los últimos años, puesto que hoy los argentinos, según Cavallo, «valoran lo que significó la convertibilidad».

«El panorama (actual) es muy malo y eso tiene que ver con haber abandonado esas ideas y principios que habían dado diez años de estabilidad en la década de los 90», sentencia el exministro.

Javier Castro Bugarín

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