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22 de noviembre de 2024

Ecuador ante reformas cruciales para eludir un nuevo abismo financiero

Quito 16 nov (EFE).- Ecuador consigue resolver poco a poco la asfixiante falta de liquidez que sufría este 2020, si bien debe ejecutar reformas estructurales urgentes para no verse de nuevo frente al abismo financiero de hace unos meses.

La mejoría, dijo en una entrevista a Efe el nuevo ministro de Finanzas, Mauricio Pozo, es sustancial a nivel de «recaudación fiscal», «empleo», «afiliación a la seguridad social», «reactivación de sectores productivos» y «exportaciones», pero las reformas son ineludibles porque «los problemas están ahí» todavía.

Cuarto ministro de Finanzas de Lenín Moreno desde 2017, Pozo llegó al cargo días después de que su predecesor, Richard Martínez, alcanzara un vital acuerdo con el FMI para la obtención de 4.000 millones de dólares adicionales que, con otras ayudas, servirán para tapar el agujero fiscal de 2020.

DEL QUASI «DEFAULT» A LA RECUPERACIÓN

La situación «no es robusta de ninguna manera, pero es menos mala que a principios de año», aseguró Pozo dentro de un reservado optimismo y tras conseguir Ecuador el equivalente a ese «8 % del PIB» de pérdida de ingresos generado por la crisis que arrastraba y la pandemia del coronavirus.

Agujero fiscal que en marzo y abril puso al país andino al borde del «default» (el riesgo país creció al récord de 6.063 puntos, el último viernes era de 1.007), ahora renegociada con rebajas en tipos de interés y de «regarla» a lo largo del tiempo para eximir de objetivos inalcanzables al gobierno que salga de las urnas el 7 de febrero.

«Sí hay un proceso de recuperación, yo diría evidente, en las cuentas», destacó Pozo sobre la excepcional financiación recibida, que en total, de lo entregado hasta ahora y de lo que se espera, rondarán los 10.000 millones de dólares de distintas fuentes (FMI, BM, BID, China).

Los problemas financieros de Ecuador se originan en los 55.000 millones de dólares de deuda dejada por el anterior Gobierno, producto de una abultada Administración, la caída de los precios del petróleo desde 2013, un devastador terremoto en 2016, y el impacto de la corrupción.

En octubre de 2019, los recortes y estrictas exigencias de un primer acuerdo con los organismos multilaterales se topó con una virulenta resistencia popular, pero fueron los gastos de la pandemia y el parón económico los que dieron la puntilla a la economía nacional.

«Cuando se inició este problema la economía ecuatoriana no tenía ahorros, ni reservas internacionales suficientes, ni espacio fiscal. La posibilidad de levantar recursos en el exterior con la emisión de papeles era también complicada», explicó el ministro.

REESTRUCTURACIÓN DE LA DEUDA

Preguntado por Efe sobre la deuda, Pozo valoró que «el saldo a la fecha es de aproximadamente 60.000 millones de dólares: el 61 % del PIB».

Y aunque reserva el dato a «contingentes» inesperados, asegura que «lo fundamental» es su «estructura y sostenibilidad», es decir, «cuánto recurso absorbe del presupuesto el cumplimiento de la misma».

«Antes el vencimiento era 2030, ahora es 2040 (…) De acuerdo al programa que tenemos, el tope que queremos alcanzar está en 2035, y después empezaría a decrecer. Y si crece la economía más rápido, la relación deuda-PIB va a mejorar», explicó.

El plan de trabajo asumido por el Ejecutivo nacional, que genera severas críticas en los aspirantes de izquierdas a la Presidencia, contempla reformas para «adelgazar» la maquinaria estatal (tenía más de 450.000 funcionarios), recuperar ingresos tributarios, alentar la productividad, y leyes en regulación monetaria, pensiones y contra la corrupción.

Pero a diferencia del acuerdo anterior, el alcanzado hace dos meses tiene en cuenta criterios de materialización política: «En este acuerdo ‘excepcional’ se ha considerado, como un tema fuera de lo común, la posibilidad política de la aprobación de la reforma».

Por ello, la ley anticorrupción está como objetivo para este año, pero en las otras «vamos a dejar un borrador final» al siguiente Gobierno, indicó.

Para Pozo, sin el resto de las reformas no será posible regresar a un crecimiento sostenible.

UNA CONTRACCIÓN DEL 9 %

Tras una revisión a la baja, las previsiones de contracción del PIB ecuatoriano se sitúan cerca del 9 %.

«Es la caída más pronunciada que hemos tenido, pero es menos intensa que (antes), y el rebote (esperado para 2021) un 3,5» de crecimiento, también algo menor que el calculo inicial (4,5), dijo.

Más hacia adelante, vaticinó, las expectativas son «muy pobres» y «las estimaciones hablan de un ritmo que va a fluctuar entre 1,3 y 2,3».

«Que Suiza o Alemania crezcan a ese ritmo probablemente no es tan malo, pero para Ecuador no es suficiente. Tiene que crecer a un ritmo mucho mayor», añadió.

Un crecimiento que dependerá del siguiente Gobierno y de sus relaciones con los multilaterales, aunque el ministro advierte que el margen de maniobra es estrecho.

«Podrá tomar la decisión que quiera. Decir ‘no’ al acuerdo con el FMI y cortarlo. Pero él sabrá de dónde saca la plata para pagar todo lo que hay que pagar», argumentó.

LA DOLARIZACIÓN: CONSENSO NACIONAL

El margen es más estrecho debido a la dolarización del país desde 2000, que según Pozo cuenta con «el respaldo del 99 % de los ecuatorianos: pobres y ricos» y, «atentar contra eso, sería atentar contra lo que tiene la sociedad ecuatoriana como su mayor activo».

Sin la potestad para imprimir moneda, Ecuador depende de los dólares que vienen de fuera a través de «exportaciones, inversión extranjera, remesas y financiamiento de crédito», tanto para el sector privado como el público.

«Dicho esto -recalcó el ministro-, si algún país no puede entrar en incumplimientos es Ecuador, porque cerraría la única puerta de financiamiento que tiene de afuera» por lo que «la dolarización impone sus propias restricciones».

«El candidato (que gane) se va a sentar en el Palacio de Gobierno el 24 de mayo y el 31 tendrá que pagar sueldos, deuda, subsidios» por lo que, sostuvo, «las realidades son más fuertes que los discursos».

INYECCIÓN AL SECTOR PRIVADO

Tras estabilizar la finanzas públicas, su Ministerio está ahora abocado a la reactivación del sector privado mediante la inyección de liquidez a través de préstamos e inversión privada.

«En inversión extranjera tenemos una cifra promedio estos últimos años que no pasa del 1 % del PIB, pero Ecuador llegó a tener en 2003 y 2004 (cuando Pozo era también ministro) cerca del 3 %, y se puede aspirar a unos 5.000 o 6.000 millones de dólares», detalló.

Una inversión que dependerá en gran medida de la confianza que genere Ecuador en los mercados internacionales y en los multilaterales a través de las políticas del próximo Ejecutivo, y después de tres años en los que Moreno ha reabierto el país al mundo.

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