Quito, 3 sep (EFE).- Tras una vertiginosa «diplomacia de las vacunas» para cumplir el Plan 9/100 del presidente Guillermo Lasso, Ecuador se vuelca a la «diplomacia comercial» en busca de tratados con los que potenciar la salida al mundo de productos e inversiones.
«Han sido 100 días vertiginosos en la arena internacional, no solo local. La ‘diplomacia de las vacunas’ ha sido uno de los ejes principales y más efectivos, y juntos hemos logrado posicionar a Ecuador como un caso emblemático y referencial a nivel mundial», declaró a Efe el canciller Mauricio Montalvo.
En una entrevista con motivo de los primeros 100 días del nuevo Ejecutivo, el ministro de Relaciones Exteriores recordó el vuelco que ha dado la vacunación en el país, con la administración de casi 18 millones de dosis, en relación a los dos millones suministradas bajo el anterior Ejecutivo en cuatro meses.
Conversaciones con el presidente chino Xi Jinping, el ruso Vladimir Putin, altas autoridades estadounidenses y de otros muchos países, incluido España, condujeron a un abastecimiento acelerado que ha frenado la ola de contagios y rebajado la presión sobre el sistema hospitalario ecuatoriano.
LA DIPLOMACIA COMERCIAL
También ha apuntalado una tímida apertura económica y social con vistas a una ansiada recuperación, espera el actual presidente, que ha puesto su próximo enfoque en los tratados comerciales.
El mensaje, asevera Montalvo, es el de una «total disponibilidad de llegar a acuerdos y entendimientos en el ámbito comercial y económico con todos los países del mundo, sin distingos, guiados por un norte muy claro: los intereses nacionales de Ecuador».
Con ese propósito, durante este período iniciático, Lasso viajó a México para desbloquear las trabadas negociaciones para un TLC bilateral que, por fin, abra la puerta al país andino a la Alianza del Pacífico, su primer objetivo.
Pero también están en el horizonte China, con cuyo presidente Lasso dialogó del tema esta semana, y Rusia, que se presenta para el país andino como una oportunidad con «el bloque de países de Eurasia».
Con EE.UU. la negociación se presenta algo más compleja, pero el anterior Gobierno de Lenín Moreno hizo algunos avances.
Ecuador, una economía de unos 100.000 millones de dólares de PIB, tenía tradicionalmente una política de proteccionismo, aunque en 2014 se abrió al «Acuerdo Multipartes» con la UE, que comparte con Perú y Colombia, y más recientemente a la EFTA y Reino Unido tras el Brexit.
Anteriormente había únicamente priorizado los acuerdos de comercio preferencial en el espacio latinoamericano.
EQUIDISTANCIA
Pero desde 2017 Ecuador comprende que su futuro está en el aperturismo, y ese es el mensaje que el nuevo Gobierno ha querido trasladar en sus primeros días, con medidas como su reincorporación a la CIADI, el mecanismo de arreglo de diferencias en inversiones internacionales.
«Es la imagen de un país totalmente abierto que ha tratado de transmitir un mensaje de transparencia, credibilidad, confianza, no solo en el ámbito comercial, para los inversores, también para los diálogos a nivel diplomático y político», aseveró el jefe de la diplomacia ecuatoriana.
Lo resume en un diálogo con «todos los actores internacionales», «interactuando con ellos de manera soberana, total autonomía y sin inmiscuirnos en eventuales conflictos o susceptibilidades» a nivel internacional.
Defensor del multilateralismo, Ecuador busca por ello una equidistancia con las grandes potencias y bloques, una postura que Montalvo cree que han trasladado con éxito porque, «tanto es así, que siguen dialogando y conversando (con nosotros) en una relación muy fluida».
INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA
Una apertura que Lasso describió en su campaña electoral como «Más Ecuador en el mundo y más mundo en el Ecuador», y que asimismo contempla ángulos de mayor integración regional, ahora que su país ejerce la presidencia pro témpore de la Comunidad Andina.
Montalvo, que hoy era anfitrión de la 49 Reunión del Consejo Ampliado de Ministros de Exteriores de la CAN, declaró que la intención del Presidente es «apostar por el relanzamiento» de este espacio.
Preguntado por una iniciativa más continental, recordó que su país dejó la Unasur en el gobierno anterior para adherirse a Prosur, «un organismo incipiente que se ha visto afectado por la pandemia».
Pero instó a la región, a «reflexionar» y «racionalizar» sobre todos los procesos abiertos, porque «es claro que no se puede andar con una proliferación tan grande como la que existe» de intentos integracionistas.
Latinoamérica se ha apartado en los últimos años de un proceso de integración por las divergencias ideológicas entre gobiernos de uno y otro país, que se vieron agravadas por la crisis en Venezuela.
Para un cambio de curso, Montalvo sugiere «ir construyendo cierta conciencia y responder a un afán identitario en la región», porque «a pesar de tanto en común los intentos de integración se duplican en varios escenarios».
«Están la CAN, Mercosur, Prosur y Unasur, que sigue técnicamente vigente. El proceso de reflexión puede llevar tiempo, pero debe ir a una optimización y reflexión de estos acuerdos», zanja el ministro al concluir que «con un esquema integracionista mayor podría haber sido más fácil» durante la pandemia.
Elías L. Benarroch