Sao Paulo, 31 mar (EFE).- La tasa de desempleo en Brasil se mantuvo estable en un 11,2 % de la población económicamente activa en el trimestre concluido en febrero, la menor para este período desde 2016 pero que aún supone 12 millones de personas en búsqueda de un trabajo, informó este jueves el Gobierno.
El índice de paro en el trimestre concluido en febrero permaneció estable frente al finalizado en enero, aunque retrocedió 0,4 puntos porcentuales en la comparación con los tres meses anteriores y 3,4 puntos porcentuales respecto a igual periodo del año anterior, según los datos divulgados por el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
Asimismo, el número de personas que buscaban un trabajo en febrero cayó un 3,1 % frente al trimestre terminado en noviembre.
Sin embargo, pese a la tendencia a la baja verificada en los últimos trimestres, «la diferencia es que en este trimestre no se observó un crecimiento significativo de la población ocupada», según señaló en un informe la coordinadora de trabajo y rendimiento del IBGE, Adriana Beringuy.
En el trimestre concluido en febrero, la población ocupada se mantuvo estable frente a los tres meses anteriores y sumaba 95,2 millones de trabajadores, equivalentes a un 55,2 % de la población económicamente activa del país suramericano.
El número de trabajadores formales en el sector privado alcanzó los 34,6 millones de personas, lo que representa una subida del 1,1 % frente al trimestre anterior y del 9,4 % en la comparación interanual.
Ya el número de informales en el sector privado subió un 18,5 % en el último año, por lo que la tasa de informalidad se ubicó en febrero en el 40,2 % de la población ocupada, mientras que el de trabajadores autónomos creció un 8,6 %.
No obstante, el rendimiento promedio de los trabajadores brasileños se situó en 2.511 reales mensuales (unos 525 dólares), el menor ya registrado para un trimestre concluido en febrero desde el inicio de la serie histórico del IBGE, en 2012.
La recuperación del mercado laboral es atribuida por los economistas a la propia recuperación de la economía brasileña, que creció un 4,6 % en 2021, su mayor expansión en una década, tras haber caído un 3,9 % en 2020, su mayor retracción en más de dos décadas, debido a los impactos provocados por la pandemia del coronavirus.
Sin embargo, los propios expertos consideran que ese ritmo de recuperación no se mantendrá y que la economía brasileña sufrirá una desaceleración en 2022, para cuando esperan un tímido crecimiento del 0,5 %, lo que pone en duda la continuidad de la recuperación del mercado laboral.
Ello debido a que la mayor economía de Sudamérica está amenazada este año por la elevada inflación, las altas tasas de intereses, la incertidumbre generada por las elecciones presidenciales de octubre próximo y los efectos de la guerra en Europa del este.