Río de Janeiro, 10 may (EFE).- El Banco Central brasileño admitió que la creciente inflación mundial y una posible desaceleración global tendrán efectos en el crecimiento económico de Brasil en los próximos años, según el acta de la última reunión de su Comité de Política Monetaria, divulgado este martes.
El organismo admitió en el documento que decidió elevar la tasa básica de intereses de Brasil hasta el 12,75 % anual, su mayor nivel desde enero de 2017, en un intento de frenar la inflación en el país, pese a que admite que el encarecimiento del costo del dinero terminará reflejándose en el crecimiento de la economía.
Alegó que el aumento de los intereses fue necesario no sólo por la aún creciente inflación en Brasil y por la incertidumbre sobre la situación fiscal del país en un año electoral sino también por la presión que ejercerá sobre la economía brasileña el aumento de los precios a nivel internacional.
«El Comité evaluó los riesgos en torno al escenario de referencia para el crecimiento de Brasil en 2022 y 2023 y destacó que, pese a que el crecimiento económico (hasta el primer trimestre) se situó en el nivel esperado, la restricción de las condiciones financieras genera un riesgo de desaceleración más fuerte que el anticipado en los trimestres futuros, cuando sus impactos tienden a quedar más evidentes», admitió el organismo en su acta.
Agregó que, ante el potencial de persistencia del proceso inflacionario global, la posición más restrictiva en la política monetaria en los países desarrollados ha impactado las condiciones financieras de los países emergentes, como Brasil.
«En el escenario externo, el ambiente global siguió deteriorándose. Las presiones inflacionarias consecuentes de la recuperación global tras la pandemia fueron exacerbadas por el avance de los precios de las materias primas este año y, más recientemente, por la nueva ola de covid en China», según el acta.
El Banco Central considera que las presiones inflacionarias y la paralización de actividades en varias regiones de China para frenar la covid atrasarán aún más el proceso de normalización del abastecimiento de insumos industriales, que ya viene afectando a Brasil con la escasez de materias primas para la industria.
«La reorganización de las cadenas globales de producción, ya provocada por la guerra en Ucrania, se intensificará mediante la búsqueda de una mayor regionalización. En la visión del Comité, esas dificultades pueden tener consecuencias a largo plazo (en el crecimiento de Brasil) y generar presiones más prolongadas en la producción global de bienes», agrega el documento.
El Banco Central admitió que, así como los emisores de otros países emergentes, ha adoptado una posición monetaria más restrictiva ante el avance de la inflación y pese a que las tipos ya se encuentran en niveles elevados y amenazan el crecimiento.
«Ante la potencial persistencia del proceso inflacionario, la reprecificación de la política monetaria en los países desarrollados ha impactado las condiciones financieras de los países emergentes. El Comité también discutió los crecientes riesgos en torno a la desaceleración global en un ambiente de inflación significativamente presionada», afirmó el emisor.
El Comité dijo igualmente que, pese a que la subida de los precios internacionales de las materias primas benefició a Brasil por ser un importante exportador de minerales y alimentos, hay gran incertidumbre sobre el comportamiento de los precios de las commodities en el futuro, lo que también amenaza al país.
«El Comité evalúa que hay posibilidad de reversión, aún que parcial, del aumento de los precios de las materias primas internacionales en moneda local», concluye el acta.
Los factores mencionados por el organismo amenazan el crecimiento de la economía de Brasil, que, según las últimas proyecciones de los economistas, será del 0,7 % en 2022 y del 1 % en 2023.
De cualquier forma, de cumplirse tales proyecciones, ahora consideras optimistas, la economía brasileña sufrirá una desaceleración tras haber crecido un 4,6 % en 2021, lo que le permitió recuperarse de la histórica retracción del 3,9 % que sufrió en 2020 como consecuencia de la pandemia.